Me encuentro frente al espejo con los ojos cerrados, mientras el silencio abruma mis pensamientos. Al abrirlos me encuentro con esa mirada platinada, observándome con detenimiento. Y unos ojos que parecen suplicantes, llenos de soledad. Me veo en el espejo, muchas veces no me reconozco. No reconozco a la mujer que se encuentra reflejada frente a mí. A todos encantan mis ojos grisáceos. Son de un hermoso y peculiar color. Aunque siempre he pensando que detrás de ese color enigmático se esconde un secreto.
¿Una mirada puede esconder secretos? Por supuesto que sí, aun cuando ni tú misma sabes cuál es el secreto detrás de tu propia mirada. Sé que me hace especial, pero me siento de muchas formas, menos especial.
Aquel color extraordinario y enigmático más bien lo sentía como una maldición, como parte de una historia que nadie me había contando. Deseaba que ese color se fuera, como si con ello pudiera lograr deshacerme de mis miedos y que esa parte oculta de mi vida me fuera revelada. Me sentía tan sola a pesar de tener una familia, de verme rodeada de gente que me amaba. No me sentía en el lugar al que pertenecía, mas bien me sentía perdida.
A medida que fui creciendo, mi cabello se aclaraba cada vez más, alguna vez había sido totalmente oscuro, ahora mi cabello era grisáceo casi por completo. El resultado era una cabellera platina, casi blanca y oscura, que me llegaba a mitad de la espalda, lo que me daba un aspecto aún más estaño.
Había sido adoptada a pesar de ello, al igual que mi hermana.
Mi hermana Bea es lo opuesto a mí, empezando por sus ojos color miel, su cabello es castaño y su carácter abismalmente diferente al mío. Envidiaba su seguridad, Bea siempre había sido extrovertida, la chica que era amiga de todos, al contrario de mí, que tenía la necesidad de alejarme de los demás, mi hermana parecía encajar perfectamente en el mundo, mientras que yo siempre había tenido la sensación de estar incompleta, de estar en una búsqueda que ni yo entendía, ni le veía sentido.
Algo me faltaba, era ajena a esa familiaridad, a ese hogar. Debía estar en otra parte, quizás en otro mundo. Recordaba muchas veces buscar ese refugio en mi hermano mayor. Bea era muy paciente y cariñosa conmigo, a pesar de ello, no parecía entender lo que me sucedía y no esperaba que lo hiciera, pues ni yo misma era capaz de entenderlo, así que solo fingía que todo estaba bien y cumplía con mi rutina diaria.
Cumplía veintidós años, y esa sensación de ser diferente nunca me había dejado. Uno pensaría que creces y todos tus miedos y frustraciones desaparecen, que debes madurar. Que una vez que dejas la niñez, automáticamente tu vida se resolverá poco a poco, lo cierto es que empezar a crecer es tanto como empezar a perderte también, a perder lo que eras y que tenias tan claro cuando eras niño, la vida debería simplificarse, pero al crecer nos volvemos más complicados. Nos dejemos influenciar por cosas que antes no eran tan relevantes.
Mientras crecía había sentido que alguien me acompañaba siempre, una especie de ángel. Me reconfortaba creer que era mi madre biológica cuidando de mí de alguna forma. Quizá la idea era más un cuento para niños, pero me gustaba pensar que era ella, antes de armare marañas en la cabeza y terminar asustándome. Aunque no creí que esa presencia fuera precisamente angelical, podía sentir la cercanía de alguien constantemente. Esa era una de las situaciones que me hacían pensar que poseía poca cordura en mí.
Mi peculiar aspecto no solo era lo que me hacia especial, mis padres una sola vez han contado las cosas extrañas que solía decir cuando era pequeña.
Tengo vagos recuerdos acerca de sueños que me aterraban y despertaban sobresaltada. Sueños que parecían terribles coincidencias al pasar las semanas, cuando las personas que aparecían en mis recuerdos fragmentados de esas pesadillas solían terminar metros bajo tierra, y yo en su funeral o simplemente me enteraba qué habían fallecido.
ESTÁS LEYENDO
Cuando la muerte...
De Todo¿Qué es lo que pasaría, si la muerte te perdonara la vida? Si aquel ser extraño al que muchos le temen, pudiera... ¿De verdad aquel ser es tan cruel y despiadado? O sólo es un ente que vaga solo en las penumbras, un ser odiado por muchos y deseado...