8. Toga parte II - RD

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Salía de la residencia para ir al centro comercial. El día había pasado rápido, y necesitaba comprar un par de zapatos nuevos, ya que alguien cuyo nombre no mencionaré (BAKUGO) pensó que era buena idea usar uno de mis zapatos como arma contra un ratón, pero eso es otra historia.

Caminé hasta la parada de autobuses, pero no llegué allí porque un chico me detuvo. Era alto y se veía un poco confundido. Se acercó pidiendo ayuda con una dirección, pero cuando me acerqué, intentó besarme. Pude evitarlo, y en ese instante comenzó a reír. Me tranquilicé cuando distinguí esa risa; siempre tenía la misma risa, ya me había acostumbrado.

—Te veías tan linda asustada, T/N —dijo mientras me abrazaba.

—Casi me matas de un infarto —le reclamé, pero me uní a su risa.

—Ven conmigo, quiero mostrarte algo —jaló de mi brazo, pero no me moví.

—No puedo, tengo que ir de compras y es— no terminé de contestar debido al empujón que me dio.

Debí caer en la acera, pero no... Cuando levanté la mirada, vi un bar y a tres personas más. Frente a mí había una especie de niebla morada, como un portal. Me levanté rápidamente para poder cruzarlo, pero un hombre me tomó de los brazos mientras otro me cubría la cara con un paño. Mi último recuerdo fue ver a Toga cruzando el portal. Maldita perra.

Cuando abrí los ojos, me vi rodeada por un grupo de personas aterradoras. Un hombre lleno de cicatrices, otro con un traje y máscara extraños, uno que parecía un mago y un lagarto humanoide... y, obviamente, la autora de todo esto, Toga Himiko. Ella mantenía una sonrisa enorme mientras yo sentía que me desmayaba. No podía ver mis brazos, pero sabía que esta mujer había dejado apenas algo de sangre para mantenerme viva.

—¿Esta es la niña de la que nos hablaste? —preguntó el mago.

—¿Es linda, no? Se llama T/N, es muy fuerte y puede casi regenerar cualquier parte de su cuerpo —dijo Toga riendo mientras besaba un cuchillo.

—¿Cualquier parte? ¿Cómo un lagarto? —preguntó el hombre de las cicatrices, haciendo que todos voltearan a ver al verdadero lagarto en la habitación.

Solo me mantuve en silencio, intentando recuperar fuerzas para romper las cadenas y escapar. El hombre de las cicatrices se acercó a mí y puso su mano sobre mi cuello.

—¿Podrá regenerar su cabeza? —preguntó, mirándome a los ojos con una frialdad aterradora.

Empecé a sentir calor. Su mano se ponía cada vez más caliente, y yo solo podía aguantar los gemidos. De pronto, el fuego envolvió mi cuello. Sentí cómo se extendía, pero pude evitar que llegara a mi rostro, regenerando la piel casi al instante. Esto solo estaba consumiendo más de mi energía, pero también me causaba placer. Mordía mi lengua, tratando de no soltar ningún gemido, pero el hombre parecía no cansarse. No sé cuántos minutos siguió así, pero solo se detuvo cuando el lagarto intervino.

—Yo no quiero ser parte de esto. Pensé que su captura nos ayudaría en algo, pero no quiere hablar, no tenemos una forma segura de saber si lo que dijo es cierto o no. Además, para robar la habilidad de Deku lo necesitamos a él aquí, no a ella —dijo el lagarto, caminando hacia la puerta.

Por fin pude respirar. Tomé una gran bocanada de aire, pero sentía mi rostro arder y no quería pensar en lo que sentía entre las piernas. El alivio de haber terminado esa tortura era inmenso, pero el miedo seguía latente, sabiendo que esto solo era el comienzo de algo mucho peor.

—Claro que nos ayudó. Tengo suficiente sangre para reemplazarla el resto del año —dijo Toga, corriendo hacia mí y pegando su rostro al mío—. Eres increíble, T/N. Tenías demasiada sangre y, aun estando inconsciente, podías producir más para no morir. De veras me sorprendes —pasó su cuchillo junto a mi mejilla, con una sonrisa perturbadora.

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⏰ Última actualización: Jul 31 ⏰

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