Guido me había invitado a su casa después de trabajar y, por supuesto, acepté. Estábamos en su auto, y él me pasó su celular para que pusiera música.
-Pone algo que te guste -dijo, mirándome.
-¿Y si no te gusta? -le respondí, mientras esperábamos en un semáforo en rojo. Él me miró con esa sonrisa que me hacía debilitar.
-Lo voy a escuchar igual, no importa -dijo, y esa actitud despreocupada me hizo sonreír.
Elegí "Daddy, I Love Him" de Taylor Swift, una canción que me identificaba un montón. TTPD era el disco que más había estado escuchando últimamente.
-Perdón por enojarme con vos -le dije mientras le devolvía su celular. Él puso su mano en mi muslo, y sentí un escalofrío.
-No pasa nada -respondió con tranquilidad.
-Y me encantaron las gomitas, me las comí todas ese mismo día -continué, sonriendo.
-Ay, qué gordita -dijo, mientras me agarraba la mejilla y la apretaba un poco.
Cada vez que pasábamos más tiempo juntos, me gustaba más. Intentaba ocultar las ganas que le tenía, pero era imposible. Después de un rato, llegamos a su departamento, que ya conocía, ya que ahí fue donde firmé el contrato y me contrataron, por así decirlo.
Bajamos del auto y subimos en el ascensor. Me di cuenta de nuestra pequeña diferencia de altura; yo le llegaba hasta el hombro, y las ganas que tenía de abrazarlo me invadían.
Al llegar al piso de Guido, él abrió la puerta del departamento y entramos. En ese momento, un perrito salió corriendo hacia mí y empezó a saltar. Guido lo levantó en brazos.
-Él es Batman, mi mascota -dijo, y sonreí mientras acariciaba al perrito. -Cuando viniste la otra vez, él estaba con mi vieja, así que esta es la primera vez que te lo presento.
-Es hermosooo-exclamé, alargando la "o" como si fuera una nena chiquita.
Nos sentamos en su sofá, y él me miró con una sonrisa traviesa.
-¿Viste? ¿Querés jugar al FIFA? -me preguntó mientras bajaba a su perrito y me pasaba un joystick.
-¿al FIFA? No sé jugar... Solo sé jugar al Minecraft -le respondí, un poco nerviosa.
-No te preocupes, te enseño -dijo, colocándose detrás de mí y juntando sus manos con las mías que sostenían el joystick. -Hagamos una partida de práctica.
Sentía su respiración cerca y eso me distraía un poco.
-Con este botón hacés los pases... Lucía, me estás dando bola? -me dijo, y lo miré, tratando de concentrarme.
-Perdón, estaba pensando en algo... -le respondí, distraída.
-¿Por qué no apostamos? -sugirió, levantando las cejas y sonriendo.
-¿Qué cosa? -pregunté, intrigada.
-Si gano yo, tenemos una cita nosotros dos... -dijo él, mirándome con picardía.
-Y si yo gano... -me quedé pensando un momento. -Me das un beso -solté, con una sonrisa desafiante.
-Está bien -aceptó, y se alejó de atrás mío para sentarse a mi lado.
Empezamos a jugar un par de partidas, y, lamentablemente, mi suerte fue un desastre: PERDÍ TODAS las malditas PARTIDAS. Él sonrió y me sacó la lengua.
-Da la concha de tu hermana, Guido Sos un pelotudo, te odio -exclamé, frustrada. Él se levantó y fue a ver qué tenía en la alacena.
-¿Hacemos pizza? Con una birrita -sugirió, y yo fui a la cocina, sonriendo.

ESTÁS LEYENDO
𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐫𝐨𝐜𝐤. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 1.
أدب الهواةquien diría que te reencontrarias con el chico que estuviste la noche anterior? tal vez el destino quiso que ambos estén juntos.. quien sabe? "𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐚𝐫𝐝𝐞𝐫 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧 𝐜𝐢𝐠𝐚𝐫𝐫𝐢𝐥𝐥𝐨." "𝐲 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫𝐭𝐞...