10.

1.7K 85 44
                                    

Guido me había invitado a su casa después de trabajar y, por supuesto, acepté. Estábamos en su auto, y él me pasó su celular para que pusiera música.

-Pone algo que te guste -dijo, mirándome.

-¿Y si no te gusta? -le respondí, mientras esperábamos en un semáforo en rojo. Él me miró con esa sonrisa que me hacía debilitar.

-Lo voy a escuchar igual, no importa -dijo, y esa actitud despreocupada me hizo sonreír.

Elegí "Daddy, I Love Him" de Taylor Swift, una canción que me identificaba un montón. TTPD era el disco que más había estado escuchando últimamente.

-Perdón por enojarme con vos -le dije mientras le devolvía su celular. Él puso su mano en mi muslo, y sentí un escalofrío.

-No pasa nada -respondió con tranquilidad.

-Y me encantaron las gomitas, me las comí todas ese mismo día -continué, sonriendo.

-Ay, qué gordita -dijo, mientras me agarraba la mejilla y la apretaba un poco.

Cada vez que pasábamos más tiempo juntos, me gustaba más. Intentaba ocultar las ganas que le tenía, pero era imposible. Después de un rato, llegamos a su departamento, que ya conocía, ya que ahí fue donde firmé el contrato y me contrataron, por así decirlo.

Bajamos del auto y subimos en el ascensor. Me di cuenta de nuestra pequeña diferencia de altura; yo le llegaba hasta el hombro, y las ganas que tenía de abrazarlo me invadían.

Al llegar al piso de Guido, él abrió la puerta del departamento y entramos. En ese momento, un perrito salió corriendo hacia mí y empezó a saltar. Guido lo levantó en brazos.

-Él es Batman, mi mascota -dijo, y sonreí mientras acariciaba al perrito. -Cuando viniste la otra vez, él estaba con mi vieja, así que esta es la primera vez que te lo presento.

-Es hermosooo-exclamé, alargando la "o" como si fuera una nena chiquita.

Nos sentamos en su sofá, y él me miró con una sonrisa traviesa.

-¿Viste? ¿Querés jugar al FIFA? -me preguntó mientras bajaba a su perrito y me pasaba un joystick.

-¿al FIFA? No sé jugar... Solo sé jugar al Minecraft -le respondí, un poco nerviosa.

-No te preocupes, te enseño -dijo, colocándose detrás de mí y juntando sus manos con las mías que sostenían el joystick. -Hagamos una partida de práctica.

Sentía su respiración cerca y eso me distraía un poco.

-Con este botón hacés los pases... Lucía, me estás dando bola? -me dijo, y lo miré, tratando de concentrarme.

-Perdón, estaba pensando en algo... -le respondí, distraída.

-¿Por qué no apostamos? -sugirió, levantando las cejas y sonriendo.

-¿Qué cosa? -pregunté, intrigada.

-Si gano yo, tenemos una cita nosotros dos... -dijo él, mirándome con picardía.

-Y si yo gano... -me quedé pensando un momento. -Me das un beso -solté, con una sonrisa desafiante.

-Está bien -aceptó, y se alejó de atrás mío para sentarse a mi lado.

Empezamos a jugar un par de partidas, y, lamentablemente, mi suerte fue un desastre: PERDÍ TODAS las malditas PARTIDAS. Él sonrió y me sacó la lengua.

-Da la concha de tu hermana, Guido Sos un pelotudo, te odio -exclamé, frustrada. Él se levantó y fue a ver qué tenía en la alacena.

-¿Hacemos pizza? Con una birrita -sugirió, y yo fui a la cocina, sonriendo.

𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 𝐫𝐨𝐜𝐤. || 𝐆𝐮𝐢𝐝𝐨  𝐀𝐫𝐦𝐢𝐝𝐨 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora