-¡Dios mío! –un gemido involuntario salió de mi boca.Félix y yo habíamos decidido ir a comer tacos, pero no cualquier taco… si no los mejores de la ciudad. En cuanto llegamos al lugar notamos que no había lugar para sentarnos por lo tanto decidimos pedir para llevar. Si, este era el mejor lugar en donde preparaban los mejores tacos.
Llegamos a la casa y sin esperar realmente nos sentamos en la mesa de la cocina. Colocamos todo sobre la mesa y comenzamos a cenar.
-Juro que soy capaz de vender mi alma con tal de comer estos tacos todos los días –su voz sonó tan… ok, estamos cenando, contrólate.
-Secundo la noción –hable con la boca llena. ¿Qué? No pueden culparme, si ustedes igual estuvieran comiendo esto hablarían así.
Por desgracia este momento no fue eterno y nuestra deliciosa cena se acabó más rápido de lo que nos hubiera gustado. Levantamos todo para borrar evidencia de lo que había pasado en aquella cocina, pues si alguien más se enteraba nos reclamarían por no invitarles.
Y puede que me sienta un poco, solo un poco culpable, pero este era un momento intimo… ¿Por qué? No tengo idea, ok, si la tengo pero es una tontería. ¿Notaron como Félix mordía con suma determinación el taco, gozaba al masticarlo, luego al momento de tragar gemía? Si, bueno… yo no quería que nadie más notara como ese delicioso y torturante sonido salía de su garganta.
¡Estoy embarazada, mis hormonas me controlan! ¡No pueden juzgarme!
-¿Qué película quieres ver esta noche? –pregunto buscando alguna dentro del librero.
-Hoy no quiero ver nada en la televisión –susurre.
Note como Félix se giraba lentamente para mirarme con asombro. Su mirada estaba un tanto confusa y yo sabía que era lo que su mente estaba maquinando al ver un ligero temblor en sus manos.
Me moría por estar de una manera más íntima con el, pero esta noche solo quería que me abrazara mientras platicábamos de cualquier cosa sin sentido. Llevaba viviendo con el casi dos meses y realmente no sabíamos casi nada, simplemente aquellas mañas que comenzamos a adquirir.
Me acerque hasta el para tomar su mano y guiarlo hacia una parte del jardín que rodeaba la MM y la casa de sus papás, nos sentamos justo frente a la piscina. Trago seco.
-Samy… por más que la idea de hacerte mía dentro de la piscina se vea sumamente tentadora, creo… creo… que no es lo mejor… en cualquier momento llegaran mis papás y no quiero que nos descubran –susurro, yo simplemente me reí.
-Sí, tienes demasiada razón, es muy tentador el hacer el amor en la piscina –le seguí un poco el juego –sobre todo por como se ve el agua… -mordí mi labio, el volvió a tragar seco –pero no te traje para tener sexo –le sonreí –quiero que… no sé, juguemos a veinte preguntas –comencé a tronarme los dedos por los nervios.
-¿Solo eso? –note un poco de alivio en su voz al hablar. Levante la vista y vi sus mejillas sonrojadas, se veía adorable.
-Sí, es que… quiero conocerte bien… saber que te gusta, que no te gusta… que te… que te excita –me sonroje al terminar de hablar.
-Eso… fue bastante directo –me sonrió aun sonrojado–Esta bien, pregunta –se acomodó mejor en su lugar.
-Ok… hmm…-coloque uno de mis dedos debajo de mi barbilla mientras pensaba en que preguntar.
La noche sería bastante larga.
..
-¡Buenos días alegría! ¡woho! –el grito de Sofía hizo que me despertara de golpe.
ESTÁS LEYENDO
Caminos Cruzados (riverduccion)
FanfictionSamantha Rivera; 17 años. Tres meses de embarazo, sin hogar, sin trabajo, sin familia y todo porque se equivocó en el amor. La única persona que está en contacto con ella, Sofí. Jose Francisco; 18 años, lo tiene todo. Excepto un amor verdadero. Su f...