Declaración

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El clima ese día parecía ser muy frio y el pronostico apuntaba que por la tarde se vendría una gran tormenta, y Obanai chasqueó molesto al darse cuenta que no había traido un abrigo para la tarde. Esperaba que no fuera tan fuerte la lluvia y que al menos no terminara resfriado.

—Hyung... ¿Que hay de la sudadera roja que tenía guardada en el casillero? —cuestionó
Muichiro, quien terminaba de pegar un pétalo de flor de papel.

—¿Acaso olvidaste el día que apretaste el envase de mi yogurt y éste termino explotando en mi rostro y ropa? —la cara de Obanai demostraba sarcasmo y el menor comprendió al instante aquella mirada, soltó una estruendosa carcajada y siguió haciendo lo suyo.

Mientras negaba molesto por las tonterias preguntadas por su amigo, su mirada se posó sobre un chico que llevaba un ramo de gardenias, las cuales fue a entregarselas a una chica, el joven se hincó en el pavimento y por lo visto aquello era una declaración de amor, ya que el chico dijo algo y la joven asintió efusivamente para después aceptar las flores y envolver su cuello en un abrazo.

Hace unas semanas atras, aquello le hubiera parecido de lo más empalogoso y cursi, pero desde que sus sentimientos habían estado revoloteando por el alto y Albino joven con el que ha estado teniendo más interacción gracias al dichoso taller, su pensar ha cambiado demasiado, ese tipo de escenas ya no le parecen en lo absoluto algo vergonzoso y cursi, todo lo contrario, eran cosas que él esperaba algún día experimentar, que alguien sintiera algo intenso por él, que fuera capaz de hacer miles de cosas romanticas. Obanai en lo que llevaba soltero, jamás se había sentido de esa manera y en parte, aquello le llegaba a asustar un poco.

—¿Qué tal me estan quedando? -interrumpió el menor sus pensamientos, poniendo justo en frente de su rostro una de las flores hechas de origami.

—Estan quedando horribles, como tu rostro —bromeó el mayor riendo—, creí que estabas en el equipo de basquetball, no en el club de teatro.

—Y estoy en el equipo de basquetball, pero... estas flores son para Giyu.

Obanai miró sosprendido a su amigo.

—¿Se las entregaras personalmente?

—¡No! Aún no tengo el valor de decirle que yo soy su enamorado secreto, me pondría mal el hecho de que me rechazara y más enfrente del resto del equipo.

La mirada de Muichiro recayó un poco al decir eso.

—¡Hey! A puesto lo que sea que Giyu te correspondería sin dudar.

Muichiro negó lentamente.

—No lo creo, alcance a escuchar hace poco que estaba interesado en Shinobu Kocho, aquella tímida chica que siempre esta en las gradas observandonos entrenar.

Obanai se sintió verdaderamente mal por lo que acaba de escuchar, pero su intuición, que nunca fallaba, le daba la certeza que las cosas terminarían de diferente manera y a favor de su amigo, por lo que solo le regalo una mirada de aliento mientras palmeaba su hombro.

—Tú sigue dando tu mejor esfuerzo, deja de preocuparte por cosas que quizás no tendrán mucha relevancia después.

Muichiro asintió con una gran sonrisa y continuó haciendo las dichosas flores.

Obanai suspiró mientras comía de su almuerzo, sin embargo a lo lejos logró identificar la figura de alguien conocido para él, pero al ver que se acercaba rápidamente hacia la mesa de ellos, el pelinegro sintió como su emparedado se le atoraba en la garganta.

—H-Hola Sanemi... —su tartamudeo era tan evidente que hasta Muichiro lo notó.

—Hola..., Muichiro necesito hablar contigo.

Love at school Saneoba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora