Obanai negaba y negaba mientras bebía de su leche de almendras, sosteniendo en su mano el sobre de una carta hecha por él mismo con un enorme corazón pegado en el frente, pero pareciera que aquel sobre lo quemará porque lo sostenía de una manera que lo alejara lo más posible de él. Muichiro con ello no dejaba de burlarse de su amigo.—¡Quien diría que Iguro Obanai caería rendido ante alguien!
El pelinegro atinó un merecido golpe al del cabello largo negro con puntas mentas, quien solo reía por la reacción de su amigo.
—iNada de esto estaría pasando si tan solo no me hubieras dejado morir de vergüenza
ese día! —reclamó hacia el menor.—¡Hey! Deberías darme las gracias, por mi conociste a Sanemi y te ganaste un nuevo amor platónico... después de tu ruptura con Mitsuri lo que más necesitas es olvidarte de ella y comenzar algo nuevo con alguien -comentó Muichiro mientras enganchaba su brazo al de su amigo—, además, se ve luego que Sanemi es súper cariñoso, todo lo contrario a ti pero eso significa que te tratará como un rey.
Obanai asintió pensativo, pero su temor de que tuviera una posibilidad con aquel atractivo Albino y que más tarde lo terminara por su forma tan poco afectiva de ser lo ponía triste.
—¿Y Si...?
—¡Nada Obanai! Vas a ir a tu club de ocultismo, llegarás antes que todos y dejarás esa carta en la banca de Sanemi hyung y después irás a sentarte a tu lugar de siempre a esperar a que él la reciba y sólo el la recibirá.
Muichiro ahora era quien arrastraba con dificultad al pelinegro hasta el aula donde sería su clase de ocultismo en unos minutos, al llegar a la puerta Muichiro le dio un empujón y pelinegro se quedó a mitad de la entrada, volteo a ver al Pelinegro con puntas mentas levemente y el menor solo le indicó con la mirada que entrara para después irse.
Obanai pasó saliva nerviosamente y se adentró al aula vacía y con suma lentitud caminó hacia el asiento del Albino, y como si la carta le quemara, abrió el compartimento de la mesa y arrojó la carta, cerró la paleta y regreso a su mesa, mientras a la vez sacaba un libro cualquiera y se escondía tras este.
Conforme avanzaban los minutos sus compañeros fueron llegando al aula, entre ellos Sanemi, ocasionando que él pelinegro sintiera un escalofrío de la nada, por lo que solo se afianzó aún más al libro.
Con suma atención observó cada acción desde que había entrado al salón, entró y se sentó en su lugar sin dudarlo, colocó su bolso en sus piernas mientras rebuscaba algo, Obanai tuvo que levantarse un poquito desde su lugar, pero aún seguía ocultándose detrás del libro, entonces fue cuando Sanemi levantó la tapa de la paleta de la mesa y observó su interior por unos momentos, Obanai supo lo que venía a continuación: Sanemi sacó la carta de su interior y la sostuvo entre sus manos.
Obanai temblaba levemente y comenzaba sudar frío, sobre todo al ver como Sanemi abría la carta en ese momento.
¡¿Por que la está leyendo en ese momento y no mejor en su casa?!
Iguro Obanai acaba de entrar en pánico al observar cómo estaba leyéndola. Al terminar ello, Sanemi dobló delicadamente el papel y lo guardó entre uno de sus cuadernos de su bolso y lo volvió a poner colgado en su pupitre, rápidamente Obanai se volvió a sentar bien en su banca y se ocultó tras el libro.
—Vaya Obanai, no sabía que leías los libros al revés —mencionó uno de sus compañeros, bromeando.
—Fíjate que si, estoy aprendiendo a leer al revés y es muy entretenido -respondió de mala manera el mientras se ocultaba aún más tras el libro.
Más una leve sonrisita cerca suyo fue perceptible para Obanai, reconociendo el sonido de aquella voz y sus mejillas se sonrojaron a no más poder.
Obanai no dejaba de repetir en su cabeza lo tan avergonzado que estaba y lo que daría porque la tierra lo tragara en ese momento.
𓆙𖣘
Esto es una adaptación, los créditos son de hwangaesok
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Love at school Saneoba
RomansaEn donde Sanemi y Obanai viven su romance adolescente en el colegio de manera única y con un toque de gracia. ¿Como serán los días en el colegio de esta caótica pareja? Todos los créditos son dados a hwangaesok, Gracias Linda por dejarme hacer una a...