capítulo tres

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Desde ese día en el patio había ignorado satisfactoriamente a Gwayne. Lady Hightower  me tenía ocupada desde después del desayuno hasta la hora de la cena ayudando a preparar cosas para el torneo. Había bordado, cocida sabas y camisas, preparado habitaciones e incluso había ido fuera del castillo para ayudar con la preparación del interior carpas que usarían los invitados menos ilustres que deberán dormir fuera del castillo. 

Había movido mis idas al septo a la mañana, me levantaba en cuanto el cielo comenzaba a aclarar e iba al septo a rezar  y en todos estos días no me había encontrado con ser Gwayne. Tampoco había vuelto a ver a ser Ormund lo cual no es extraño pues no era alguien que disfrutará estar aquí especialmente luego de que a Gwayne lo reconocieran como heredero y no a él, pero quién culparía a lord Hightower de elegir al hijo de la Mano del rey y hermano de la reina consorte. 

Mañana por fin llegaba los invitados al torneo y vería a mi hermano luego de años, él se había ido bajo la tutela Tyrell cuando tenía 10 y yo 8, así que, no lo veía hace muchos años. Me pregunto como se verá ahora, probablemente sea alto, mi abuelo materno era bastante alto y guapo porque una dama que estuvo en Highgarden dijo que todos los aprendices eran guapos. 

Hoy había sido un tía duro, pero tranquilo hasta la cena cuando quería que la tierra me tragara y me llevara a los siete infiernos cuando  Lady Florent vino a buscarme para que la ayudara con el baño de Lady Hightower. Generalmente lo hacía ella con mi prima, pero al parecer mi prima tambien estaba recibiendo un baño para estar limpia para el día de mañana. Hice todo lo que lady Florent me ordenó para no molestar a Lady Hightower y para mi sorpresa funcionó a la perfección, aunque, seguramente fue porque estaba casi dormida del cansancio. 

Decidí ir al septo antes de dormir para rezar por mi hermano y para que llegara con bien mañana, cuando entre al septo estaba vacío y no es de extrañar era incluso más tarde de lo que acostumbraba a venir.  Le rece primero a la Madre y luego me cambie a la estatua del Guerrero para pedir que le de coraje y victoria a todos durante este torneo. 

—Así que si cumples tus promesas— di un salto por la sorpresa de oír su voz, choque con el altar y unas cuantas velas cayeron al piso y tambien sobre mi —Dioses lady Jane— ambos recogimos las velas y las devolvimos al altar —¿Estas bien— pregunto mirando la falda del vestido ahora llena de restos de velas.

—Sí— respondí, pero su mirada no dejaba de inspeccionarme —La falda es gruesa, solo necesita ser lavada— la alice con mi mano antes de intentar ponerme de pie, pero él tomó mi mano deteniendome. Permanecimos en el piso sin decir nada, pero aún así el silencio no era uno incomodo. 

—Te extrañe— rompió el silencio mientras acariciaba mi mano, por favor dioses denme fuerza —No te he visto estos días ni si queira desde lejos—

—Estuve ocupada— respondí —Había mucho que hacer para el torneo— el asintió aún ocupado con mi mano.

—Tienes las manos frías— comentó antes de subir la mirada a mi cara —Y estás más delgada— decidí hacer lo mismo y estudiarlo, tenía ojeras ¿que le quitaba el sueño?

—Luce cansado— comente y el suspiro.

—Estuve entrenando— dijo mientras se acomodaba en el piso —Tambien estuve ayudando con algunos preparativos— asentí

—Ya es tarde— tiré de mi mano, pero no la soltó —Mañana tenemos un día ocupado, deberíamos dormir—

—Podemos quedarnos un tiempo más— apretó mi mano, pero negué porque realmente estaba cansada y el piso estaba frío —Está bien— se puso de pie y me ayudo —Vamos— comenzó a caminar aún si soltar mi mano.

No recordaba que el camino fuera tan largo, generalmente se sentía tan rápido como llegabamos a la entrada y él se despedía. Hicimos todo el camino tomados de la mano y para nuestra suerte no había nadie que pudiera vernos porque si alguien lo hacía apenas saliera el sol sería expulsada. Cuando llegamos a las habitación él se detuvo en la entrada y miro nuestras manos. 

—Te extrañe— volvió a decir tomando mi otra mano libre —Lo digo enserio Jane, te extrañe— controle mi corazón que quería saltar fuera de mi pecho y decidí aclarar esto ahora. 

—¿Por que?— pregunte y él estaba confundido —¿Por que me extrañaste?—

—Porque estoy acostumbrado a verte todos los días— por su puesto —Verte todas las noches es un recordatorio de que estas bien y que— tire de mis manos soltandome de su agarre.

—Buenas noches ser Gwayne— pase junto a él y camine dentro del castillo hasta mi habitación, pero me detuve. Ya era momento de terminar con esto, dejarle claro que no era la chica de antes que quería suicidarse así él no tendría que preocuparse más por mi y mi corazón dejaría de engañarse a sí mismo. Camine esperanzada de que aún estuviera cerca para alcanzarlo, pero cuando termine de bajar la escalera choque con alguien —Lo siento— intente pasar por su lado para salir, pero me detuvo por los hombros, miré a la persona molesta y me encontré con ser Gwayne.

—¿A dónde vas?— preguntó con un tono molesto —¿A quien vas a ver a estas horas?— 

—¿Qué está insinuando ser?— pregunte ahora tambien molesta.

—Solo lo que vemo mi lady— se acercó a mi —¿Vas a ver a mi tío?—

—No— respondí apartándolo —Iba a verlo a usted—

—¿A mi?— pregunto confundido y asentí —¿Por qué?—

—Porque quiero aclararle algo— respire profundamente antes de continuar —Sé que desde esa primera vez que me encontró en esa lamentable situación ha estado preocupado porque atente con mi vida, pero no debe hacerlo más. Ahora tengo veinte días del nombre y créame que desde esa noche jamás he querido volver a intentar acabar con mi vida por más gritos, humillaciones o malos tratos que reciba nunca ha vuelto a cruzar por mi mente esa idea— hice una pausa para tomar aire — Así que, no es necesario que siga preocupado por mi, tampoco que venga a verme al septo. Por favor desde hoy en adelante no se preocupe más de mí— sonreí, al fin lo había dicho, al fin esto terminaría. 

Él no respondió, tenía una mueca en su cara, tal vez había hablado muy rápido y no haya entendido nada de lo que dije.

—Ser Gwayne lo que quiero— su repentino movimiento me hizo callar más bien sus labios sobre los míos lo hicieron. 

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Prohibido | Gwayne HightowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora