League of Legends. Patch 8.14

Capítulo II

Miró al rededor, girando mi cabeza sin parar, no se que esta pasando. Los demás innovadores están las mismas condiciones que yo, veo a Verónica sentada en una camilla lejana. La sala esta colapsada y la gente no para de gritar y hablar, estaban asustados.
-Hola - dijo en voz baja una chica que se me había acercado. - ¿Sabes lo que pasa? - se sienta a mi lado.
-Pues n...-paro de hablar y me quedo pensando, la chica frunce el ceño, si Verónica y yo somos los únicos de nuestro país, ¿como es que ella habla nuestro idioma? - Perdona, ¿sabes mi idioma? - la chica se quedó extrañada, y no tardó en darse cuenta de lo mismo que yo.
-Pues...no lo se, antes del pinchazo, sólo sabía hablar Polaco...que extraño. - los dos nos quedamos en silencio, pensativos. - A todo esto, encantada soy Diana. - dijo extendiéndome la mano. Yo la apreté y dije mi nombre. Diana tendría que tener mi edad, es castaña y delgada, aún que de caderas anchas. Iba a preguntarle sobre su edad, pero unos guardias interrumpieron en la habitación y nos sacaron a otra mucho mas grande.
Esta nueva sala tenía las paredes metalizadas y con cientos de armas en las paredes, cada una diferente, una ballesta, cetros extraños, orbes, un cerbatana, espadas, cuchillos... Al entrar la mayoría de los innovadores se quedaron observando las armas, las reconocían a la perfección. Me quede mirando una barandilla donde nos estaban observando, le estire a Diana de la ropa para que lo viera. Angel y otros hombres trajeados están apoyados en la barandilla, no decían nada, sólo nos miraban. Una voz sonó desde los altavoces.
-Invocadores, bienvenidos.- es voz de hombre inquietante- Estáis aquí para probar la nueva actualización de League of Legends, y para ello, hemos tenido que modificaros un poco - tengo miedo de lo que esta pasando, no me imaginaba esto - vuestra fuerza, habilidad, destreza, inteligencia...todas esas características han sido aumentados y mutadas. - los innovadores también tenían miedo, se miraban entre ellos por si veían algún cambio. - Claramente, no lo habéis notado aún, pero exactamente dentro de un minuto, la metamorfosis cambiará y veremos cual es el campeón que más se acerca a vosotros. - ¿Campeón? Esta diciendo que nos han inyectado genes de los campeones del juego? - Cuando habéis conseguido vuestra transformación pasareis a por las armas correspondientes a vuestra nueva genética. Algunas mutaciones serán violentas, así que os aconsejo que no os acerqueis mucho a vuestros compañeros. Y maña...- La voz fue cortada por un gritó de dolor. - Vaya, ya ha empezado, que puntual. -
No veía bien quien era, pero eran gritos de un hombre, la gente de apartaba de el, estaba de rodillas en el suelo, con las manos en la cabezas, de esta salían unos astas grandes y parecía ser doloroso, la piel del hombre se volvía morada y sus piernas se cubrieron de pelo, sus pies ya no eran pies, si no pezuñas.
-Genial, genial...Tenemos nuestro primer campeón ¡Alistar! - La gente se aparta de el, ya que mo padecía comportarse como un humano y callo al suelo inconsciente. - Bueno, es normal que os desmalleis, no os preocupéis. - Unos guardias cogieron a Alistar y se lo llevaron.
Otro chillido sonó en la sada, los gritos y chillidos la invadian, esta vez ya no era sólo una persona. Mire a Diana, quien estaba agonizando en el suelo, de su cabezo crecían dos orejas, era demasiado impactante, no podía verlo. Me empezaba a marear, ¿la mutación comenzaba? Me chocaba con todo lo que me encontraba a mi camino. Vi a una chica, en la frente le crecía un cuerno y sus piernas eran patas de cabra, un chico estaba cubierto de zarzas y no paraba de intentar quitárselas, una mujer se volvía verde y viscosa, parecida a una gelatina. Me tope con Verónica la que estaba cubierta de algo verde que parecía tóxico y le estaba quemando la piel, sus iris se volvió amarillo y su pupila se alargó como la de una serpiente.
No podía más, me aparte de todos, y me eche al suelo, en rincón de la sala. Mi cabeza estallaba, parecia que se llenaba de agua, la piel ardía y sentía que se comptaba y se se volvía más dura, empezaron a salir pequeñas escamas azules. Mi nariz se achataba y se volvía como la de los peces, me picaban los ojos y mis piernas también se llenaban de escamas, em mis tobillos brotaron dos aletas amarillas y pequeñas. No aguantaba más tenía ganas de vomitar, y el miedo y el dolor se juntaban en una agonía que no veía su fin. Eche mi cuerpo hacia atrás y todo se volvió negro.