17 - Luchar y Seguir

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Para todos en el internado, Carolina se había ido a vivir a Canarias y abandonado los estudios. Nadie decía nada, pero Marcos estaba recibiendo algunas miradas raras. Para colmo, Amaia se había mudado el día siguiente a la cama de Carolina. No tenían nada especial en contra de ella, bueno, era una sosa, pero hasta ahí. Sin embargo, era un poco pesada con sus ojitos y sonrisitas para Marcos y sus intentos eternos de sumarse al grupo. Vicky la había apodado "acoplada" por eso. Y ocupar la cama de Carolina ante las tristes circunstancias era casi violento, por eso Julia y Vicky la trataban con algo de frialdad.

Iván volvió a entrenar duro sus artes marciales, Marcos tenía los ojos rojos de tanto llorar, Vicky se aislaba y casi no hablaba con nadie, Julia escuchaba sin parar la canción que habían oído juntas cuándo Carol creyó estar embarazada, y Roque estaba consumido por la culpa.

— Marcos... estás mal. No te tortures. — Amaia se sentó a su lado en clase y le acarició la mano — Ya verás cómo Carolina volverá y os arreglais. — Ella dijo, aunque esperaba todo lo contrario.

— No te preocupes, Carolina no va a volver. Puedes quedarte con la cama.

— No lo digo por eso. Lo digo por ti. No me gusta verte así.

"Pues no me mires", pensó Marcos, pero ella estaba siendo simpática y no tenía la culpa de nada. Al final, era una buena chica y a Marcos hasta le parecía guapa.

— Gracias, pero déjalo. Ya está.

Saliendo para la clase de gimnasia, Marcos increpó a Amelia. Iván había cogido el móvil de Carol y todos vieron el mensaje que había mandado a Marcos, pero en el teléfono del rubio no había nada. Alguien se había tomado las molestias de borrar todo.

— Amelia, ven aquí. — La atrapó contra una pared.

— Marcos, siento mucho lo de Carolina.

— Ah, sí, seguro que lo sientes. ¿La has matado tú con tus propias manos?

— Yo no he matado a nadie! — Se defendió, horrorizada por Marcos pensar algo así.

— Pero seguro sabes quién lo ha hecho, y el porqué. ¿Qué fue lo que averiguó Carolina para que la tuvieran que matar?

— Yo no sé, Marcos. Te juro que no sé de nada. Y lo siento, de verdad. Cuándo la busqué el otro día sólo quería decirle que...

— Da igual. Nada la va a traer de vuelta. Tú has sido el peor error de mi vida, Amelia. Y ojalá cada momento que pasé contigo lo hubiera pasado con ella. Es la única a quién he querido, y no sabes cuánto.

— Lo dices para hacerme daño! Has podido estar con ella, y me has elegido a mí. ¡Por algo será! Puede que te duela, pero es la verdad. Si te arrepientes ahora es otra cosa, pero tendrás que vivir con ello. — Amelia se fue, enfadada, sin contarle lo que había descubierto. El hijo que esperaba no era de él, sino que le habían inseminado como a Irene Espí.

🧶

Ruben vió a Julia asomarse de lejos, y preparó un numerito para impresionarla.

— Ruben! ¿Estás bien?

— Sí, no es nada.

— No parece nada. Anda, somos amigos, dime qué te pasa. — Ella lo ayudó, inocente.

— Prefiero no hacerlo. Nunca nadie me cree cuando se lo cuento. — Fingió.

— Yo te creeré. — Juró, sincera.

— Es que... hace unos días yo... tengo visiones. Me aparece una niña, pero nadie más la ve. No sé si es un espíritu o un fantasma...

— ¿¡Qué!? — Julia flipó. Otra persona que veía a Eva?

Hilos InvisiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora