(S)excellent, Max

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La carrera antes del break de verano debería ser la que deje más expectativas, pero solo dejo a Red Bull en el piso con una mala estrategia, un 4to y 7mo puesto que de no ser por la sanción a Russell, sería más bajo.

De todas maneras, eso solo comprueba la teoría (o realidad) de que el problema es el auto, no el piloto.

Pero no había problema, porque mientras los medios se cuestionaban el futuro del piloto mexicano, a él lo único que le importaba era lo bien que cierto tricampeón abría la boca y cubría toda su envergadura con esos labios gruesos que poseía.

—Max —gruñó—, ni se te ocurra parar.

En el mejor Penthouse que la escudería podía pagar y la cama espaciosa, con sus cuerpos faltos de ropa envueltos en sábanas de algodón extra suave, brindaba incluso más de la comodidad necesaria para poder tener esos encuentros llenos de lujuria como se debía.

El neerlandés daba cabeza como mejor sabía hacerlo. Su hábil y húmeda lengua delineaba de la punta a las venas, más allá de la mitad del duro miembro. Checo solo dejaba que las sensaciones le invadan el cuerpo y le suban la temperatura corporal hasta esparcir toda su corrida en la garganta contraria.

Max tragó todo y se enderezó, planeando lanzarse sobre Checo para empezar el juego previo antes de cogerlo, pero el mexa lo empujó de los hombros y lo dejó tendido en la cama.

Podía parecer todo lo "inofensivo" que quisiera ante los demás, pero pocos conocían esa faceta donde demostraba que todo el entrenamiento de fuerza que hacía no era en vano.

Checo palpó entre las sábanas hasta dar con la botella de 100ml que contenía lubricante.

—Te dejé pasar en pista, no creas que haré lo mismo aquí.

Si no había sido competitivo durante la carrera, era porque justo ahora estaba desplegando todo.

Y no parecía querer portarse amable.

Max intentó levantarse pero el brazo fuerte del mexa se presionó en su pecho y apoyó todo su peso en este.

Se iba a poner duro para en neerlandés. En más de un sentido.

—¡No es justo! ¡Quedé más arriba que tú!

—Así son las cosas Maxie. Voy a follarte —anunció, con la mirada plagada de deseo—. Aunque —se sentó de piernas abiertas un poco más arriba del abdomen de Max, justo entre sus pectorales—, la verdad es que primero quiero pasar mi pene por tus "tetas".

—Q-Qué...

—Tu relajate, yo hago todo el trabajo.

Con el lubricante en mano lo abrió y esparció por todo el abdomen contrario. Tiró a un lado la botella, posicionó una mano en cada pecho y estrujó su miembro entre la tibia piel lechosa. Y como no, empezó a restregar sus caderas contra el regazo de Max, montandolo de forma diferente a la que estaban acostados. La tibieza generada por el músculo blando era de otro mundo. Bendito el momento en que se percató que Max tenía el tamaño perfecto para darle una Rusa. El rubio se estaba calentando por el toque. Aprovechó qué tenía las manos libres y sujeto a Checo de la cintura.

—No te vayas a caer —habló a manera de burla. El mexa en compensación apretó aún más su pecho, dejándole marcas— ¡Mgh!

Con todo eso no soltó su agarre. Checo se lo permitió, mientras seguía moliendose, deseoso por llegar al segundo clímax de la noche. Cada vez más intenso, agitado y perdiéndose en la sensación que no había experimentado antes.

El orgasmo se presentó como siempre. Gimió echando la cabeza atrás y apretando los ojos.

Gotas de su semen se derramaron por la clavícula de Max y bajaron por los hombros hasta tocar las sábanas.

Rusa (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora