CHAPTER ONE
Cyzarine se deslizó silenciosamente por el pasillo de la biblioteca. La luz tenue de las lámparas reflejaba destellos dorados sobre los viejos volúmenes alineados en los estantes. Solía revisar la biblioteca a menudo, le complacía revisar algún que otro libro en su tiempo libre. Era un lugar que parecía haberse detenido en el tiempo.
Cada paso resonaba en el silencio casi reverencial de la sala.
Se detuvo frente a un estante en particular, uno que parecía más antiguo y polvoriento que los demás. Alzó la vista y sus ojos se posaron en un libro encuadernado en cuero rojo, con símbolos dorados que apenas se distinguían por la capa de polvo.
— Kozlova.
Su paz había sido interrumpida por uno de los asistentes del lugar.
— Dime. — Alejó su vista de aquel estante y posó sus ojos en aquel hombre.
— El señor director la requiere en su despacho en estos momentos.
— Me dirigiré de inmediato, gracias por avisar. — El hombre asintió y se marchó. Suspiró tomando camino hacia el despacho de quien era su tutor.
No le gustaba para nada ir para allí, su simple presencia la llenaba de nervios y temores. Agradecía cada tiempo que pasaba alejada a el.
Cyzarine recorrió el pasillo con paso medido, sintiendo la opresión de la situación que se avecinaba. Llegó a una puerta grande y pesada al final del corredor. La puerta resonó levemente cuando la empujó, revelando el interior del despacho.
Era una habitación espaciosa pero sombría, con paredes revestidas de paneles oscuros y pesados cortinajes que apenas dejaban entrar la luz del exterior. En el centro de la estancia, detrás de un escritorio, se encontraba el director, un hombre de porte severo y mirada penetrante. Sus ojos, fríos y calculadores, se fijaron en ella en cuanto cruzó el umbral.
— Cyzarine. — dijo con voz grave, haciendo un gesto para que se acercara.
Ella caminó lentamente hasta el escritorio, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. Era un lugar al que pocas veces visitaba, pero lo odiaba. Se detuvo frente a él, realizó una reverencia en forma de saludo e intentó mantener la compostura a pesar de la ansiedad que la invadía.
— Tengo una noticia para ti. — continuó el director, sin preámbulo. — En el mundo de la hechicería existen afiliaciones entre varias instituciones a lo largo del mundo. Son importantes para respaldarnos entre nosotros, aportarnos apoyo en caso de necesitarlo y mantener bajo control ya sea al hechicero o al civil. Pero esto ya lo sabes. — Cyzarine asintió, intentando controlar el temblor de sus manos. — Iré al punto, estando conectados entre instituciones es normal la realización de intercambios. Por lo tanto, he decidido que irás a estudiar al Colegio Metropolitano de Tokyo. Espero se te de bien el japonés.