Era una tarde hermosa, el sol empezaba a ocultarse. Cole estaba en sentade encima de unas flores, con Clémentine a su lado.
Clémentine le estaba enseñando a hacer unas coronas de flores.
- Mira, sujetas las flores y las amarras, el nudo de la flor debes atravesar una y otra flor.
- A-¿Así?
- Sí, ahora haces lo mismo hasta que quede del tamaño de tu cabeza.
- Está bien.
Una vez que Cole terminó de hacer su corona de flores, la puso en la cabeza de Clementine, haciendo que el antes mencionade se sorprendiera.
- Te queda muy lindo... sobre todo con tus rizos, te hace ver bien.
- Gracias Cole - Dijo Clémentine para luego acercarse a Cole y abrazarle.
Cole, al sentir a Clementine se puso roje, su corazón latía muy rápido, no sabía qué le pasaba, no estaba acostumbrade a sentirse así.
Cole abrazó de igual manera a Clémentine, mientras el atardecer rojo y amarillo los cubría.
Clémentine se separó del abrazo y puso su coronita de flores en la cabeza de Cole.
- Ah... Gracias, ricitos de oro.
- De nada, Cole - Clémentine soltó una risita nerviosa por lo que dijo Cole. Volvió a abrazarle y le dio un pequeño beso en la mejilla.
Cole se puso más roje cuando Clémentine le dio un pequeño beso en su mejilla. Al ver que el sol se estaba escondiendo, agarró la mano de Clémentine y le llevó donde se encontraban Kingsley y Perrine.