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El doctor examinó al alfa, nada de otro mundo, estudios de sangre, alguna tomografía y pequeñas observaciones de rutina

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El doctor examinó al alfa, nada de otro mundo, estudios de sangre, alguna tomografía y pequeñas observaciones de rutina. Los resultados arrojados por el examen de sangre eran más importantes que lo demás. Yuuji por su parte hizo todo lo que estuvo en sus manos para localizar a Sukuna, alfa que por desgracia no daba señales de vida.

― En ausencia del esposo solo me queda hablar con ustedes ― comentó el especialista.

― Díganos doctor ¿qué resultados encontró? ― pregunto Itadori, muriendo de curiosidad.

― Me tomé el atrevimiento de pedir su historial clínico a unos colegas del hospital central de Yokohama, al cotejar los resultados del último examen de sangre con el más reciente note algo sorprendente ― los observó y prosiguió ― el hemograma hecho apartir de este examen indica que la saturación y segregación de feromonas aumentó un cincuenta por ciento en comparación a su estudio anterior donde su frecuencia era realmente baja.

Cabe aclarar que ninguno de los dos alfas comprendía tantos términos médicos.

― ¿Eso es bueno? ― consulto Satoru.

― Lo es, significa que su lobo encontró a su otra mitad y ahora está más llenó de vida ― sonrió.

Las palabras del médico tranquilizaron a ambos alfas. Ahora solo faltaba una cosa. Y esa tenian que arreglarla con el omega.

― Doctor ¿Podemos ver a Megumi? ― el alfa más alto le miro expectante.

No tardo en recibir un asentimiento del mayor. Los dos se encaminaron hacia la habitación en la que el omega se encontraba reposando, estable.

Ingresaron silenciosos, moviéndose a pasos lentos, una vez frente a él, Gojo no pudo evitar que una pequeña sonrisa escapara de sus labios. Aliviado, contento y por encima de todo nervioso.

― Gumi... ¿Como te sientes? ― el peli blanco se acercó, tomando asiento a su lado.

― Como si un camión me hubiera atropellado ― río de su propio comentario con poca fuerza.

El doctor le hizo un breve resumen de la situación, explicando el gran descubrimiento ante el rostro atónito del omega.

― ¿Somos predestinados? ― pregunto incredulo algo que se supone, le habían respondido minutos atrás.

― Si, lo somos, por eso hay algo que quería decirte ― Satoru balbuceo nervioso, sus manos temblaron un poco acariciando las del omega ― me gustaría, mejor dicho, nos gustaría ― habló por su lobo también ― que nos des permiso para iniciar el cortejo.

Sonrió, la vida les estaba otorgando una segunda oportunidad, tanto alfa como omega deseaban sacarle el máximo provecho a esta revancha.

Fushiguro sonrió, a pesar de estar exhausto podía sentir sus mejillas ponerse cálidas y rojizas por la propuesta.

― Yo... esta bien, cortejame ― soltó una risita, el único cortejo que conoció fue el de Ryomen, razón por la que le parecía interesante volver a ser cortejado.

Una duda se hacía nido en su mente, se preguntaba si realmente el hombre que decía amarlo fue capaz de marcar a otra persona. Suspiro, incapaz de darse una respuesta, desviando su mente al momento presente, solo queriendo disfrutar de lo que estaba sucediendole.

Voces diferentes se escucharon provenir del pasillo, alguna más fuerte que otra. Una mujer, posiblemente enfermera, repetía varias veces que no hicieran escándalo, que no podían ver al paciente. Todos los que permanecían dentro del cuarto con Megumi voltearon hacia la puerta, el mismo gumi lo hizo.

La puerta de madera barnizada se abrió, dando paso a un alfa de buen estatura, cuerpo con músculos promedio, porte masculino e impronta un tanto agresiva. El omega sintió su piel palidecer de asco, decepción y sorpresa. Sukuna se presentó ante ellos, alterado, con el omega que ejercía de su amante tratando de tranquilizarlo.

― Alejate de mi omega, pedazo de mierda ― habló captando la atención de un Gojo a la defensiva, cerca de Megumi e indispuesto a moverse de su lado.

― El que debe irse eres tú, bastardo, y de paso llévate al niño inmaduro contigo ― habló refiriéndose a Suguru.

― Conmigo no te metas, impotente ― se defendio el omega.

― Que caraduras, ¿No te da vergüenza venir después de follarte a mi marido? Perdón, futuro ex marido ― escupió Megumi, dolido, con decepción expresada en sus ojos cristalizados.

― Tal parece que Satoru ya te conmovió con sus lágrimas de cocodrilo ― dijo Geto en tono de burla.

― ¿Para que vinieron? váyanse los dos ― Megumi miró a quien en algún momento juró amar ― ¿acaso no ves como estoy por tu maldita culpa? no me siento bien, Gojo y yo nos hemos apoyado estos días ¿Qué podían hacer los cornudos más que consolarse mutuamente?

Esas palabras fueron una daga en el corazón para Sukuna, quien se acercó de forma retadora a Gojo.

― No lo volveré a repetir, te quiero lejos de MI omega ― remarcó el "Mi" apretando los dientes.

― ¿Tu omega? te informó que estás frente a su alfa predestinado, ya no pintas nada aquí, eres un cero a la izquierda, una decepción en su vida. Tu no eres un alfa, eres don nadie... que pronto se quedará sin omega.

Tras aquellas verdades dolorosas el puño de Sukuna se estrelló en la mejilla de Satoru. Por primera vez el lobo de Megumi le arañó por dentro, desesperado por ayudar a su verdadero alfa.

― ¡Basta! ― Megumi se levantó de la cama, los alfas eran tan fuertes que ni siquiera podían acatar las órdenes del médico.

El omega se colocó delante de ellos, entre medio de los dos. Solo mirando a Gojo y tomando su mano.

― Déjalo, no vale la pena pelear, solo quiere provocarte ― le dijo concentrado en calmar a su lobo.

― Tienes razón, dejaré que esto quede así solo por ti ― lo acompaño de regreso a la cama.

Ryomen lloró impotente, no sabiendo que hacer ante él rechazo inminente de su omega. Claro que el lobo de Fushiguro estaba dolido, odiando al alfa en cuerpo y alma, pero sabia que se debían una buena plática. No en ese momento ni en ese lugar pero de alguna forma debía suceder.

El médico miro con detenimiento el cuello de Suguru, este poseía tres marcas en diferentes zonas, cualquiera de ellas podía llegar a pertenecer a los colmillos de Ryomen Sukuna...

El médico miro con detenimiento el cuello de Suguru, este poseía tres marcas en diferentes zonas, cualquiera de ellas podía llegar a pertenecer a los colmillos de Ryomen Sukuna

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¿en una pelea de alfas
quien creen que gane?

(no metan al manga,
eso no vale)

ınfıdelıtɥDonde viven las historias. Descúbrelo ahora