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(Narrador Omnisciente)
Sábado 14 de febrero.

Mientras todos tomaban ponche, probaban una que otra degustación en la mesa de comida, bailaban u platicaban en aquella fiesta.

Una pareja se encontraba en una esquina viendolo todo.

S: Es divertido estar aquí — dijo Sandy viendo a los demás.

Mi: Si... ¿No quieres bailar? — preguntó Michael algo nervioso, llevaba teniendo ese pensamiento desde un inicio, no porque quisiera, sino porque sentía que debía hacerlo como la cita de Sandy.

Ella lo miró y sonrió.

S: No, estoy bien así — dijo sonriente.

Michael sintió un rubor en sus mejillas, ahora estaba apenado por aquel rechazo, asintió y miró a otro lado un tanto ansioso.

Sandy rió ligeramente y se acercó a él.

S: Prefiero estar así, platicando contigo en vez de bailar y no hacer otra cosa que eso —.

Michael la miró de reojo y asintió nuevamente, sentía su cuerpo arder.

[...]

De mientras, se encontraba Lou y Millie bailando tranquilamente, al son de la música.

Ella tomando sus hombros y él sus caderas, observando sus ojos uno del otro y sintiendo sus cuerpos pegados a si mismos.

Parece una narrativa perezosa pero es que no había un sentimiento de apego en ese momento, era una sensación vaga e inexplicable que hacía sentir peor al rubio. Todos sus pensamientos de que algo estaba mal, seguían ahí y aquel sentimiento solo lo hacía seguir.

No lo entendía.

Millie es bonita, carismática y perfecta.

¿Por qué no podía sentirse contento con eso?

Viendo como todos se veían, se miraban y se sentían, se sentía patético al bailar a lado de una mujer que lo miraba deseosa y con amor, cosa que al contrario él se sentía incómodo.

La quería, claro.

Claro que la quería.

Pero esto era demasiado.

Mil: Amo estar contigo, Lou — dijo la chica recargandose en su pecho con tranquilidad.

Lou en ese momento sintió que su corazón latía más fuerte, no estaba bien.

Sintió que todo de la nada se volvía cada vez más pequeño, como si de la nada todos los estudiantes estuvieran acaparando el espacio.

Su espacio.

Sentía que todo se llenaba y no quedaba nada para él, nada de espacio para él.

Se sentía atorado.

Asfixiado.

No entendía.

No debería sentirse así, su respiración comenzó a agitarse, su agarre se volvió firme y sus manos sudorosas.

¿Sudorosas?

Eso no le había sucedido antes.

Todo comenzó a darle vueltas, todo de la nada estaba raro. Al sentir que Millie se separaba de él, observó su rostro.

La vió, y la vio hermosa.

Apariencia del cuerpo y rostro era perfecto.

Actitud bella.

Pero no le gustaba.

¿Qué ocurre?

Mil: ¿Estás bien? —.

Lou tocó su pecho algo ansioso y miró a todos lados, ¿Por qué todos lo miraban?

No entiende que pasa.

Ahora todos los ojos lo observan y por primera vez no le gusta que lo hagan, por primera vez se siente invadido, cuestionado, acusado.

Miró sus manos y luego a Millie.

L: Necesito aire — dijo tomando su cabello y saliendo casi corriendo del gimnasio, Millie trato de alcanzarlo pero algo la detuvo.

Michael la había tomado del brazo para detenerla.

Mi: Dale un tiempo, estará bien —.

Al oír esto, Millie tragó saliva y miró hacia la salida nerviosa.

¿Se había equivocado?

Mientras tanto, Lou se encontraba recargado en la pared, viendo hacia el cielo, viendo la luna y tomando fuertemente su pecho.

Escuchando como su respiración se volvía más y más tranquila mientras pasaban los segundos, sintiendo como su cuerpo se relajaba.

Cerró sus ojos y se dejó caer al suelo para sentarse.

Sentía que todo ahora era fresco, estaba libre de tanta gente a su alrededor.

I: A eso se le llama ataque de pánico — escuchó a su lado izquierdo.

Abrió los ojos y volteó a ver al chico a su lado, al verlo no notó ningún gesto de envidia, enojo, sarcasmo o broma.

Además de que no se sentía con el ánimo de jugar o discutir.

Solo regresó su mirada al frente y siguió manteniendo su voz, de pronto escuchó que el chico se sentó a su lado, volteó nuevamente y lo notó serio.

I: ¿Estás bien? — cuestionó Isaac volteando a ver al rubio, Lou no quitó su mirada de él, aún algo dudoso de responder.

L: Me siento mejor que hace un momento — dijo mirando hacia abajo.

I: Bien — dijo tranquilamente.

En ese momento ambos se quedaron callados, observando a la nada mutuamente mientras sentían el aire pasar entre ellos, hacía frío pero era soportable.

Por primera vez en todo el día, por fin Lou sintió que ya nada estaba mal. Quizá porque lo malo ya había pasado.

I: Estás temblando — al escuchar esto, levantó la mirada y se dió cuenta de que tenía frío.

Ni siquiera se había percatado de eso, o quizá no le había dado importancia al hecho, así que solo sonrió y negó con la cabeza.

L: Que pesadilla de día — murmuró y se tomó del cabello.

Se sentía extraño, ni mal ni bien.

Solo sentía que existía, cuando de pronto sintió una mano en su mejilla que lo jaló hacia el hombro de Isaac.

Isaac había hecho que Lou se recargara en su hombro para que estuviera más cómodo. Ante esto el rubio sintió un nudo en su estómago que esta vez no se sentía mal.

Solo lo hacía sentir nervioso.

Se acomodó mejor y se quedó ahí, Isaac realmente no sabía que hacía, solo se dejaba llevar por el momento y por lo que su corazón le hacía sentir.

Y quería estar con él.

Sentía como el cuerpo de Lou le comenzaba a pasar el frío de lo mucho que temblaba así que solo rió y tomo a Lou de la mano.

I: Jajja, tenemos que ir a un lugar con más calor porque te estás muriendo de frío  — dijo apartando la cabeza de Lou y levantándose para regresar adentro del gimnasio.

Pero sintió que algo lo detenía, volteó y Lou se quedó quito un momento.

L: No quiero volver allá adentro —.

I: ¿Entonces a dónde quieres ir? —.

Isaac miró a Lou pensativo, el rubio miró a otro lado un segundo y luego volteo a verlo a él.

L: Vamos a mi auto —.

°•Una escuela Perfecta•° Nolou +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora