¿Me escuchan?

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Durante mucho tiempo mis manos han temblado, mi pecho empieza a doler, mis manos sudan, dejo de escuchar todo, mis pulmones dejan de sostener aire, empiezo a dejar de sentir las piernas, los brazos, la cara, mi cuerpo se siente blando y dejo de pensar, todo se vuelve más lento, quiero gritar pero es como si no tuviera voz o está se escuchará muy bajita.

  Nadie viene ante estos pedidos de ayuda, tal vez no he gritado lo suficiente, tal vez si me escuchan pero me ignoran, tal vez no estoy gritando, tal vez...

  Mis pensamientos fueron interrumpidos.

  -¿Mai? ¿Me estás escuchando?

  -¿Ah?- esa pregunta me trajo de vuelta.

  -Ah, si Ada, lo siento

  -No te preocupes Mai, seguro estás cansada, podemos dejar la tarea para más tarde

  -No Ada, debes terminarla ahorita, más tarde no querrás hacerla

  -Pero Mai, yo quería-

  -Nada, lo que quieras hacer, lo haces después de acabar la tarea- interrumpí

  -Bien, Mai- me miró con disgusto.

  ¿En qué momento deje de escuchar a Adam? Debí estar demasiado alterada como para dejar de escuchar mi alrededor, pensar tanto me va a matar un día de estos.

  Me encontraba haciendo la comida favorita de Adam, enchiladas verdes, debo admitir que sus buenos gustos los heredó de mi.

  Un poco egocéntrica ¿no crees?

  Calla, solo digo la verdad.

  -MAIIII, YA ACABÉ LA TAREAA- Dios, este niño me romperá los tímpanos ¿Por qué grita si estamos prácticamente en la misma habitación?

  -No grites Ada, traeme el cuaderno y ve a lavarte las manos

  -Si mamá- dijo en tono sarcástico.

  Vaya que mi hermano es inteligente, ¿Cómo es posible que tenga 10 años y no tenga nada malo en su tarea?

  Eso si que no lo heredó de ti, querida Maia

  Gracias, aunque no era necesario que lo recordarás

  -¿Hiciste enchiladas?- noté la emoción en su pregunta

  -No sonso, hice caldo de pollo

  -Que grosera eh

  -Adam, mi amor, ayer te pregunté que quería de comer, ¿no es obvio que son enchiladas?

  -Es que no siempre tomas en cuenta lo que quiero

  -No seas payaso, siempre lo hago, anda, siéntate

  -Gracias Maii, eres mi hermana favoritaa

  -Y la única que tienes, bobo- dije riendo un poco mientras servía la comida en los platos.

  La tarde siguió tranquila, siendo honesta, hay días más pesados, no parece, pero cuidar de un niño de 10 años es complicado y cuando digo muy complicado es MUY complicado. Aunque no me molesta, prefiero acompañarlo en lugar de dejarlo solo como lo hacen mis padres

  -Maia, estamos en casa cariño- grito mamá desde la sala

  -Hola mamá, llegaron más temprano de lo normal, ¿sucedió algo?- dije mientras bajaba las escaleras

  -¿Por qué tendría?

  -¿No podemos llegar temprano a casa?- habló papá

  -Nunca están en las tardes y mucho menos llegan temprano, papá

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