cariño mutuo

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Trigger warning

Escenas +18

Están advertidos



















En los pasillos de la Academia Kimetsu, el sonido de los estudiantes charlando y riendo llenaba el ambiente. Era un día típico, con el sol brillando a través de las ventanas, iluminando los rostros de aquellos que caminaban hacia sus respectivas clases. Entre ellos, dos figuras destacaban por su cercanía, a pesar de que trataban de mantener una apariencia casual.

Genya y Tanjiro habían desarrollado una conexión especial desde que se conocieron en la academia. No era algo que proclamaran abiertamente, pero aquellos que los observaban detenidamente podían notar la sutil tensión y la complicidad que compartían.

Genya, con su ceño fruncido y su semblante siempre serio, solía mantener a los demás a distancia. Sin embargo, cuando estaba con Tanjiro, una suavidad rara emergía en sus ojos. Tanjiro, por otro lado, era el más sociable y amable, siempre dispuesto a ayudar a los demás. A pesar de sus diferencias, ambos compartían una determinación férrea y un profundo respeto mutuo.

La campana que indicaba el final de las clases resonó por todo el edificio. Los estudiantes comenzaron a dispersarse, ansiosos por disfrutar de su tiempo libre. Genya esperaba a Tanjiro en la entrada del aula de Historia, apoyado contra la pared con los brazos cruzados.

“¿Listo para el entrenamiento?” preguntó Genya en cuanto vio a Tanjiro salir del aula.

Tanjiro asintió con una sonrisa. “Claro, vamos.”

Ambos se dirigieron al gimnasio, un lugar donde muchos estudiantes practicaban artes marciales y técnicas de combate. Para Genya y Tanjiro, este era un lugar sagrado, donde podían entrenar juntos y, de alguna manera, fortalecer el vínculo que compartían.

“Hoy te voy a enseñar una nueva técnica de bloqueo,” dijo Genya mientras ajustaba sus guantes de entrenamiento. “Es algo que aprendí de mi hermano.”

Tanjiro observó con atención mientras Genya le explicaba los movimientos. La concentración en sus ojos era evidente, y Genya no pudo evitar sentirse un poco orgulloso de lo rápido que Tanjiro aprendía.

Después de unos minutos de práctica, Tanjiro intentó el movimiento. Falló, pero la determinación en su rostro mostraba que no se rendiría fácilmente. Genya se acercó y, sin decir una palabra, ajustó la postura de Tanjiro, colocando sus manos en los hombros de su amigo.

“Así,” murmuró Genya, su voz más suave de lo habitual. Tanjiro sintió el calor de las manos de Genya a través de su camisa, pero se mantuvo concentrado.

Intentaron de nuevo y esta vez Tanjiro lo hizo bien. Genya asintió con aprobación. “Bien hecho.”

Pasaron las siguientes horas entrenando, perdiéndose en la rutina de golpes y bloqueos. La sincronía entre ellos era casi perfecta, un testimonio del tiempo y esfuerzo que habían invertido en conocerse y comprenderse mutuamente.

Finalmente, agotados pero satisfechos, se sentaron en las gradas del gimnasio, compartiendo una botella de agua. El sol comenzaba a ponerse, bañando el lugar con una luz dorada.

“Genya, gracias por enseñarme esto,” dijo Tanjiro, su respiración aún agitada. “Siempre eres tan paciente conmigo.”

Genya se encogió de hombros, tratando de disimular el leve rubor en sus mejillas. “No es nada. Eres un buen estudiante. Y además, me gusta pasar tiempo contigo.”

Tanjiro sonrió, sintiendo una calidez en su pecho. Aunque no eran las palabras más elaboradas, sabía que para Genya significaban mucho.

Decidieron regresar a los dormitorios de la academia. El camino estaba tranquilo, con pocos estudiantes alrededor. Caminaban en silencio, disfrutando de la compañía del otro sin necesidad de palabras.

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⏰ Última actualización: Aug 02 ⏰

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Gentan/Sanegiyuu/One-shits/Kimetsu No YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora