Irresistible Tentación [+21]

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"Día de mudanza"

Tengo un punzante dolor de cabeza que solo indica problemas. Soy una chica saludable y sana, eso hasta que nombran a mi madre.

La amo, pero la mayoría del tiempo su presencia es insoportable. Y puedo apostar a qué no soy la única que lo piensa.

—Ali, estás siendo irracional—dice mi madre por quinta vez desde que estamos en llamada.

Y como todas las veces anteriores decido guardar silencio. Responderle a mi madre es igual que tomar un frasco de veneno que dice en gigantes letras negras "PELIGROSO". Suspira con fuerza ante mi falta de respuesta.

Arrugo la nariz expresando para mí misma mi descontento. A veces me sigue sorprendiendo cómo es que ella y mi padre siguen juntos. Ella es cómo un ácido radioactivo y mi padre cómo una dulce paleta. Completamente diferentes y para nada compatibles.

—El hecho de que tu padre se retire no significa que tú tomes el control de la empresa. Estarás haciéndole un favor a tu hermano si le dejas a él el mandato, a ver si deja el celular de una buena vez.

Suelto un jadeo silencioso poniendo los ojos en blanco y tratando de buscar la calma en dónde solo hay una inmensa tormenta. Tentando mi propia suerte decido contestar:

—Madre, con todo respeto, si mi padre decidió dejarme a mí la empresa y no a Ricardo es porque tengo más capacidades que él para manejarla—suspiro aumentando mi dolor de cabeza—. El hecho de que no te guste que una mujer maneje la empresa no significa que no pueda hacerlo.

Jadea aún sabiendo que tengo razón. Otro problema de mi madre, tiene serias capacidades para admitir que las mujeres podemos valernos por si mismas. Para ella, el trabajo solo debería pertenecer a los hombres.

—¡Sabes que no es así! Aún estás jóven, tienes muchas cosas que aprender y vivirás a dos horas de nosotros, muy conveniente para tí ¿o me equivoco?

«Oh, santo Dios, líbrame de esta conversación de nuevo». Su definición de cosas por aprender es estúpida, se cocinar, lavar, planchar, coser, tejer, piano, violín, ballet, gimnasia, siete idiomas y administración. Estoy más que preparada para enfrentar la vida con mis veinte años.

Y con respecto a la distancia, claro que me estoy librando de su presencia. Pero eso no quiere decir que no la vaya a visitar, solo que no estaré a su lado como un títere las veinticuatro horas del día.

—Si, madre, te aseguro que iré a visitarte en cada tiempo libre—miento deliberadamente.

Mi paciencia extremadamente corta estaba a punto de expirar y eso sería lamentable para ambas.

—¡Oh Dios! ¿Y qué pasará con Zack? Pobre chico, te casas con él para luego abandonarlo—prueba con otro método.

—Zack se mudará conmigo, madre—respondo secamente sin querer darle larga a esta conversación.