CAPITULO 1: EL FRUTO DEL VIENTRE

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Era una noche serena. Una luna llena, colorida y radiante, iluminaba el cielo de manera hipnótica. Una leve brisa acariciaba las hojas de los árboles de la ciudad, mientras los grillos contribuían con su relajante canto en cada rincón. El sonido del torrente del río "Esmeralda" completaba esta atmósfera hermosa y pacífica. Era casi medianoche y los habitantes de la ciudad ya se encontraban en sus camas, listos para sumergirse en un profundo y reparador sueño. Todo estaba en calma.

Como en cada pueblo, había una iglesia. Durante el día, aquella capilla era muy vistosa por su llamativa arquitectura, pero de noche, esa imponente propiedad de culto resultaba atemorizante. Su fachada estaba construida con piedras grises y antiguas. Solo se iluminaba por dos faroles que proyectaban una tenue luz cálida, mientras que los jardines frontales, amplios pero solitarios, añadían un toque especial al lugar. En el centro de estos jardines se erguía un viejo roble blanco, otorgando un aire de antigüedad al entorno.

Cerca de la iglesia, vivía una mujer llamada Elena Ramírez, de 40 años de edad. Estaba casada con Eduardo Castillo, un hombre de reputación dudosa entre los habitantes. Se rumoreaba en las calles que estaba involucrado en negocios ilegales, como la extorsión y la venta de drogas.

Aquella noche, Elena llegó a la capilla en un estado penoso, sola, herida y completamente desesperada. Su cabello desordenado le cubría parte de su rostro pálido y sucio. Llevaba un vestido blanco y suelto, estaba descalza, caminaba con dificultad, tambaleándose en cada paso. Sostenía su vientre con ambas manos, ya que de allí brotaba una gran cantidad de sangre, evidenciando una grave herida. A pesar de su desorientación, mostraba una voluntad inquebrantable por entrar allí. Su búsqueda de consuelo y perdón era su gran motivación, necesitaba desesperadamente hallar al padre Héctor, el cura del pueblo.

Con cada paso, su vientre expulsaba más y más sangre. La parte inferior de su vestido se encontraba totalmente roja, sus piernas comenzaban a fallar, pero estaba tan cerca de esa gran puerta de madera que rendirse no era una opción. Dejando huellas de sangre en aquel camino de piedras y lastimando la planta de sus pies con cada pisada, finalmente llegó. Por un instante, apartó las manos de su herida solo para colocarlas en la puerta y abrirla. Al hacerlo, sus manos dejaron su marca sangrienta en ella. Había ingresado, lo había logrado, aunque su visión era borrosa y sus pies estaban muy heridos por la larga caminata, su cuerpo entero temblaba.

Elena deseaba llorar, pero ya no le quedaban lágrimas, solo una agobiante culpa que la impulsaba a seguir adelante en busca de redención. Sin embargo, llegó un momento en que su cuerpo no aguantó más. Sus rodillas cedieron, una aguda punzada en el vientre la hizo soltar un grito aterrador que resonó con eco por la capilla y finalmente, cayó al suelo. A pesar de que sabía que todo era cuestión de tiempo, luchaba por mantenerse consciente. Con los ojos levemente abiertos y parpadeando débilmente, miraba hacia todas las direcciones, pero solo veía velas, estatuas de santos y largos bancos de madera.

Sin embargo, el grito desgarrador que había lanzado no fue en vano. El padre Héctor, a quien Elena buscaba, lo oyó, y tras buscar su origen, fue que la vio allí tirada, en el medio de la sala principal. De inmediato, fue corriendo en su ayuda.

- Hija mía, ¿Qué te sucedió? - exclamó el padre Héctor, quien se encontraba totalmente desconcertado. Hacía más de un año que no la veía ni tampoco a su marido, inclusive, pensó que habían abandonado la ciudad.

- Padre... - Sus palabras fueron interrumpidas por la sangre que llegó a su boca, obligándola a escupirla con esfuerzo, pero continuó con voz culposa entrecortada. - He venido a confesarme, por favor, necesito el perdón de Dios... - Con cada palabra, parecía que Elena estaba más cerca de su muerte.

- Hija mía - Héctor miró con ternura y preocupación a Elena. -¿Qué fue lo que sucedió? Vamos, te llevaré al hospi..- Héctor no alcanzó a terminar su frase, ya que fue interrumpido por Elena.

ENTRE ESPEJOS Y SOMBRAS "MALIGNA" (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora