Comenzó a salir el sol y ya yo estaba preparada para lo que estaba por suceder. Sabía en mi interior que esto sería algo que definiría el destino de muchas personas.
No pude pegar un ojo en toda la noche mientras mi querida amiga "ansiedad" hacia presencia en mi mente.
Si bien ya era hora no sentía ganas de levantarme de esta silla con rueditas donde no me detenía de dar vueltas. Pero debía de hacerlo, pues era algo que prometí a mi padre...
Al tomar impulso para ponerme de pie la pobre silla se fue directamente contra el piso. Al menos no se rompió.
Levanté la silla y me dispuse a ir al baño a darme una ducha de agua tibia y poder relajarme un poco.
Cuando entre y le di paso a la llave para que el agua corriera por mi cuerpo. Fui invadida por pésimos recuerdos de la muerte de mi madre...
-mamá
!-¡vete de aquí Saturno!
El sonido de un disparo dentro de los recuerdos me devuelve a la realidad Trate de distraerme y pase mis manos por mi rostro mientras recibía las gotas de agua.
Terminé y me sequé mientras salía del baño en dirección a mi clóset para pensar que podía utilizar.
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Dios mío no tengo nada que utilizar. Digo mientras miro mi clóset tratando de ver algo que me guste.
Termino por elegir un vestido negro y unos tacones de igual color. Mientras terminaba me aplique un pomo de perfume entero encima y salí hacia el patio delantero como mi padre me oriento.
De inmediato veo el avión que me esperaba y sin dudarlo mucho me monto en este, dirigiéndome hacia algún asiento con vista a las ventanas.
Ya una vez en este y que el avión despegara podía sentir por todo mi cuerpo como se aproximaba algo que no sería para nada lindo.
-¿señorita Saturno, desea algo?-dice la voz dulce de una azafata vestida de azul.
-Agradecería mucho un poco de vino dulce por favor
-por supuesto señorita, sus deseos son nuestras órdenes.-dice mientras se aleja con un paso firme.
Yo por mi parte miraba las nubes blancas mientras salíamos de la extensión de las Cordilleras de Suiza.
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