28- Peluches

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Ha pasado media hora desde que Shoto llegó a la habitación de Katsuki con la intención de tener una charla como pareja y quizá ver alguna película. Y no es como si en esta ocasión no pudiera dormir, es solo que quería pasar tiempo con su novio.

Sí, si. Estar todo el día con él a su lado no es suficiente. Además, quiere compensar las idas al baño del rubio, ¡Es bastante tiempo el que está lejos de su lado!.

Tal vez exagera un poco.

—¿Puedo ayudarte? —se atrevio a hablar, finalmente.

—Mira tu, creí que eras un mueble más —respondio mientras se ponía de pie, pues estaba en el suelo de cuclillas acomodando algo— Anda, arriba. Deja de verme el trasero y ayúdame. Estoy ocupado, pero no estoy ciego.

—Lo entenderías si estuvieras en mi lugar.

—¡Hey!

—Esta bien, te ayudo. Anda, dime por dónde empiezo.

Sí, ese era Shoto. El chico imbécil y distraído del cual se ha enamorado. Pero también del chico atento y detallista, aquel que toma en cuenta cada una de sus palabras y caprichos.

—Necesito acomodar los peluches que alguien no deja de darme. Esa esquina ya es muy pequeña para ellos.

Y solo entonces el bicolor cayó en cuenta sobre la cantidad de peluches que le ha dado.

—Son algunos veinte, ¿No?.

—45, Shoto. Son 45 peluches —Katsuki se cruzó de brazos a su lado— Y eso sin contar los que tengo en casa.

¿Enji tendrá algún problema si Shoto vuelve a tomar su tarjeta de crédito?. La razón es Katsuki.

No. Ese viejo adora a su yerno, aunque no lo demuestre, claro.

Una vez para el cumpleaños de Katsuki, rento uno de los restaurantes más costosos solo para que el rubio pudiera disfrutar de una buena noche. Y claro que no podía faltar la invitación a su isla privada para pasar su cumpleaños. Sí, son pequeños detalles de Enji.

Cosas de gente con plata, ya saben.

 𝙸𝚗𝚜𝚘𝚖𝚗𝚒𝚘 | ᵗᵒᵈᵒᵇᵃᵏᵘ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora