CAP. 14

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𝕽𝖚𝖌𝖌𝖊𝖗𝖔




A la mañana siguiente, la rodilla está mucho mejor, pero sigue doliendo muchísimo cuando pongo cualquier peso en la pierna derecha. Después del desayuno, me deshago de las muletas y cojo la silla de ruedas.

Llevo días sin usarla y odio tener que hacerlo ahora, pero no quiero arriesgarme a dañar más la rodilla. Puede que a Karol no le moleste qué use las muletas, pero a mí sí. Cueste lo que cueste, voy a conseguir ese maldito bastón, porque quiero poder sostener su mano en la mía cuando la lleve a cenar o incluso solo a dar un paseo.

—Voy a bajar. Piero me está enseñando a hacer borsch. —Karol sonríe, se inclina y me besa—. ¿Quieres que te traiga la comida cuando vuelva?

—Sí, trabajaré desde aquí. Y dile a ese verraco que, si se atreve a levantarle la voz a mi mujer otra vez, está acabado.

—No seas ogro, Ruggero.

La veo marcharse, luego voy a mi habitación y enciendo el portátil. Con el software de audio, busco la grabación de la habitación de Leandro y reproduzco la señal en el momento aproximado en que volvimos anoche.

Había una razón específica para que ocultara el hecho que mi pierna está mejorando. Estaba casi seguro que verme caminar de nuevo llevaría a Leandro a intentar algo, y quería atrapar a su compañero antes de eso.

Han pasado casi cinco meses, y como no he conseguido averiguar quién es el hijo de puta, era hora de empujar a Leandro a la acción. Basándome en la forma en que me miró anoche, tengo la sensación que me espera una agradable sorpresa. 

En medio de la grabación, finalmente encuentro lo que busco. Leandro está llamando a alguien, y como la marca de tiempo en la esquina de la pantalla muestra las dos de la madrugada, estoy bastante seguro que no es una llamada relacionada con negocios. Sin embargo, lo que me sorprende es la persona que contesta.

Tenemos que volver a intentarlo. Ese bastardo está caminando —dice Leandro.

—Hm. No estoy seguro que me convenga, Leandro —responde Tanush.

—¡No puedes cambiar de opinión ahora!

—Desde luego que puedo. Actué impulsivamente. Estaba furioso porque Pasquarelli rechazó a mi hija, y quería hacérselo pagar. Pero él me hace ganar buen dinero.

—Teníamos un trato, Tanush. Tú me ayudas a sacarlo de escena, y yo me aseguro que tengas una mejor tajada cuando me haga cargo.

—Ves, esa es la cuestión, Leandro. Incluso si me das una parte más grande, dudo que puedas mantener el negocio. He decidido que no quiero arriesgarme. Estoy fuera.

La línea se corta.

Me reclino en mi silla, cojo el teléfono y llamo a Michael.

—¿Dónde está Leandro?

—Ha salido. Le escuché decir a Valentina que le suba la cena a las cinco.

—Eso no será necesario. Quiero a todos fuera de la planta superior después de las cuatro. Y me refiero a todos. Nadie sube hasta que yo lo diga.

Hay silencio en el otro lado, probablemente Michael conectando los puntos.

—Me aseguraré que se haga. ¿Y Karol?

—La necesito fuera de casa. La hija de Dushku se va a casar, y nos ha invitado a asistir. La enviaré a comprar un regalo. Dile a Dimitrio que envíe a Iván con ella. No deben volver bajo ninguna circunstancia antes que lo llame. No me importa lo que él tenga que hacer para distraerla, pero ella no volverá aquí hasta que yo haya terminado. ¿Está claro?

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⏰ Última actualización: 3 hours ago ⏰

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