Capitolo quattro

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Hoy libraba y hacia un día perfecto para ir al norte a saludar un rato. Media hora me hizo falta para llegar a aquel lugar desolado, todo el mundo que vivía allí tenía pinta de que te clavarían una navaja en la yugular si te despistabas más de dos segundos. Aparqué el coche dentro de la comisaría, al bajar un perro me recibió olisqueandome.

-¡Aristocracio! -Una voz ronca llamaba a gritos al perro que reaccionó enseguida al llamado de su dueño ladrando frenéticamente.

Un hombre canoso con sombrero de cowboy apareció a paso tranquilo.

-Parece que has conocido ya al jefe supremo del norte.

El perro se posicionó al lado de su dueño y este le dio unas palmaditas en el lomo.

-Este perro tiene más rango que yo.

-Es un buen agente entonces.

-El mejor -Respondió inflando el pecho con orgullo- Bueno Freddy, ¿Qué te trae por mis tierras?

Me aparte del coche caminando hacia su lado.

-Me han contado que tú llevas todo el tema de la federal.

-Correcto, no entra ni sale nadie ni nada sin que yo lo sepa.

-Eso imagino, es usted un gran sheriff -No soy una persona que vaya chupándole la polla a la gente por ahí, pero para ganarme a Williams tendría que rebajar mi orgullo- Henry, tu me podrías conceder una visita a unos cuantos presos.

-¿No eras comisario? Puedes pedir una tu mismo.

-Podría, pero es que quiero que sea privada -Me mira curioso- muy privada, ¿Me entiendes? Sin registro de entrada, sin cámaras, sin policías curiosos, sin tiempo límite.

Henry río, su risa me ponía los pelos de punta.

-Puedo hacer eso sí, pero que ganó yo con ello.

-¿Qué es lo que quieres?

-Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm

Me ponía de los nervios, siempre con los ruiditos molestos.

-Tengo unos chicos y chicas en tu jurisdicción que les gusta mucho el color verde, y de vez en cuando la lian un poco, no quiero pedir cosas imposibles así que solo te pediré que si eres tú quien por casualidad los detienes o te topas con ellos no les toques los cojones, porque eso me toca los cojones a mí y tú no quieres eso, tu quieres que ambos seamos muy buenos amigos para compartir favores, ¿A qué sí?

-Claro, no tocaré a los verdes -No mientras necesite la información- Entonces puedes ayudarme.

-Ven mañana, lo tendré todo preparado antes del mediodía.

Perfecto. Me despedí y conduje nuevamente al sur. Aparqué en la puerta de mi casa y rebusque en el bolsillo de la chupa que llevaba puesta las llaves del domicilio, mi mano tipo con algo suave, el papel con el número de Gustabo, saque las llaves y entre. Tras pensármelo un rato le escribí un mensaje al chico.
Media hora después recibió su respuesta.

"Hola"

"Quién eres?"

Me lo pensé un rato y luego le envié una ubicación.

"📍 Ubicación"
"Te espero allí a las 19"
"Si quieres averiguar quién soy te recomiendo que vayas"
☑️☑️

***

Puse la ubicación en mi teléfono, era el mirador. No respondí los mensajes, todavía me quedaba tiempo para pensarme si iría.

Scorpione RossoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora