El Show de Park y Min

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Yoongi.

Suelto un suspiro cuando siento como ella frota a mi amiguito sobre la tela del pantalón. Seulgi ríe coqueta y vuelve a besarme con intensidad alentándome a seguir arrastrando mis manos bajo la falda de su uniforme de porrista.

Ella susurra cosas que menos no me pueden importar, pero la sensación de tenerla justo donde quería me provoca ricas corrientes que recorren mi pelvis de manera exquisita.

Oh là là, que buena comida tendré hoy ¡Ah merendar!.

— ¡MIN YOONGI!

Escucho a centímetros de mi oído la chillona e irritante voz del fresón de Jimin tomándonos por sorpresa mientras el telón era abierto, obligándome a soltar el trasero de Seulgi de mala gana. Miro al rubiecito oxigenado con la poca paciencia que me queda y claramente él nos observa con esa cara de presuntuoso con la que nació.

¡Carajo! ¿No puedo coger tranquilo? Aaa me tiene que joder hasta cuando estoy por meterla.

— Si tienes un poco de decencia en esa mentecita retorcida, te pido que te vayas al camerino ahora mismo porque no vamos a perder valioso tiempo solo por tu actitud de perrita necesitada. — escupe. Sus ojos van a Seulgi y la barre de pies a cabeza — y tú, deberías dejar de seguirle el juego a este idiota, ten un poco de integridad y lárgate porque esto no es un hotel, zorra.

Seulgi suelta una risa sarcástica y acomoda su falda sin dejar de mirar al entrometido de Jimin. Ella se acerca a mi antes de irse y me da un caliente beso, desapareciendo por las telas del telón.

¿Uno ya no puede tener sexo en la escuela tranquilo o que? Estoy hasta la madre de jalármela con escenarios ficticios en mi cabeza.

— ¿Feliz? — le doy una de mis sonrisas más fingidas al principito y este responde con otra.

Si tan solo pudiera rodear su pequeño cuello con mis manos y asfixiarlo...

— Deberías dejar de pensar con el pene, pareces depravado sexual.

— ¿Celoso por no ser el suertudo? — me acerqué con intención de molestarlo, pero Jimin no tardó en alejarse de una como si supiera lo que intentaba hacer.

Soltó una carcajada llena sarcasmo y agarró mi mejilla con esos pequeños dedos suyos para peñiscarla con fuerza. ¡AGH! ¿Qué carajos le pasaba a este?

— Ni aunque fueras la última agua voss en el mundo, querido.

Maldigo en voz alta por el dolor y empiezo a sobar mi pómulo que de seguro estaba morado. Bravucón, el sabe bien que tengo la piel tan sensible como la de un bebé, pero claro, menos no puede importarle a ese insensible y se da media vuelta como la divita que es, para caminar por el escenario meneando las caderas lleno de orgullo.

Cuando confirmo que el nenito no gira, levanto mis manos fantaseando, tratando de simular que lo mataba descontrolado para apaciguar un poco la rabia que le tenía a su puta existencia. Era tan insolente y malcriado el desquiciado, mírenlo, creyéndose el rey del mundo en su cabeza, que ganas de darle una lección para que aprendiera a comportarse.

Susurró con mala gana y lo sigo sin tener otra opción. Obviamente no es por MI voluntad, es por la estúpida perra prueba de maquillaje que tengo que hacer porque de lo contrario SeokJin me reprobaría sin oportunidad de rogarle mientras le coreaba algún temita básico de Broadway porque parecía que eso era lo único con lo que podía hacerle una hipnosis al viejo gay.

Tan bien que la estaba pasando, maldición.

Al llegar al camerino, Taehyung giró a verme directo a los ojos cómo depredador y se acercó a mi con la misma mirada que tenía ese mocoso de las mil yardas.

FANCY BOY || YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora