capitulo 2

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El jardín principal del palacio se encontraba lleno de jóvenes mujeres elegantes,  todas ellas invitadas a la fiesta exclusiva en presencia de la emperatriz y la princesa. La atmósfera era de nerviosismo y respeto, ya que las invitadas sabían que estaban en presencia de la realeza. La pelinegra charlaba con una de las jóvenes, quien le expresaba su agradecimiento por la invitación.

Es un placer de poder verla de nuevo, Majestad - dijo una las jovenes - Esta tan hermosa como siempre, al igual que la princesa

La emperatriz y la princesa sonrieron, y Theia se acercó un poco más a la mesa apoyando su mentón en la palma de su mano derecha.

Todas son muy amablesdijo la emperatriz - Las he invitado aquí porque necesito su ayuda

Las jóvenes se levantaron de sus asientos, acercándose a la emperatriz con curiosidad.

¿Ayuda, Majestad? - preguntó una de ellas -

El emperador busca una dama de compañía para su amante - respondió la rubia - Alguien que pueda atender sus necesidades

La cara de las jóvenes se deformó en disgusto, y volvieron a sentarse en sus asientos, incómodas. La oji plateada  tomando un sorbo de agua.

¿Por qué todas lucen tan incómodas? -  preguntó navier dándose cuenta del ánimo de sus invitadas -

Es porque estamos hablando de Lady Rashta, alteza - susurró una de las jóvenes, tapándose la boca con su abanico - Y la verdad es que todos están hablando de que ella es una esclava fugitiva. Ya es difícil ser la dama de compañía de una plebeya, pero serlo de una esclava fugitiva es humillante

Moriría de vergüenza si tuviera que serlo

Todas las jóvenes estuvieron de acuerdo con aquellas palabras, Theia sonrió sabiendo que ni un ebrio aceptaría  la propuesta por más licor que le llegarán a pagar. Y navier soltó un suspiro pesado sabiendo que de tantas señoritas allí presente ninguna aceptaría ser doncella de rashta.

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Una hora después de que las últimas invitadas se hubieran marchado, la pelinegra se encontraba en la tranquilidad de su habitación, rodeada de sus doncellas que le desataban con delicadeza las trenzas de su cabello. Mientras tanto, ella se sumergía en la lectura de una carta que había recibido, su atención completamente capturada por las palabras escritas en el papel. A sus pies, una pequeña bola de pelo negro como el azabache jugaba entretenidamente con los delicados bordados de su vestido. El pequeño gato angora, de apenas cuatro meses de edad, se enredaba con gracia entre las telas como si estuviera bailando. Sus ojos brillantes y curiosos reflejaban  inocencia, mientras sus pequeñas patas se movían con agilidad, como si estuvieran acariciando el aire. Mientras la pelinegra se concentraba en responder la carta que había estado leyendo, los ojos del pequeño felino se fijaron en algo en el balcón. Su mirada se dilató y adoptó una postura de acecho, lista para saltar. A pesar de su pequeño tamaño, el gato logró atrapar su objetivo con facilidad. El chillido agudo del ave sobresaltó a la oji plateada y a las doncellas presentes en la habitación, quienes se giraron para ver al felino regresar con el ave del día anterior en su boca. Apenas podía caminar con el ave en su boca y el alado parecía estar petrificado, dejándose llevar por el felino

¡Dioses! Es el mismo pájaro que ayer, alteza - exclamó una de las doncellas mientras liberaba al ave del agarre del felino. Mientras tanto, otra doncella tomaba al gato en brazos -

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⏰ Última actualización: Aug 31 ⏰

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