Luego de un tiempo de ser el fan número uno de un creador de contenido para adultos, Yoongi se siente lo suficientemente enamorado de esa persona desconocida, se vuelve fiel y leal a todo el contenido compartido de J-hope, su ídolo sexual.
Hasta que...
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En medio de la oscuridad de la sala de estar, sus ojos estaban inmersos en la pantalla iluminada de su celular, observando con atención el video desde el minuto en que lo había dejado.
Había entrado el otro chico que, luego de compartir más besos también con J-hope mientras estaba siendo penetrado por el moreno, de más caricias y jugueteos íntimos, los tres habían terminado con nuevos condones.
El chico con tatuajes estaba de pie al borde de la cama y J-hope sobre esta, en cuatro y con el otro hombre detrás de él, embistiéndolo en tanto sujetaba sus caderas.
J-hope estaba entretenido con la erección del tatuado en la boca, metiendo y sacando el miembro cubierto por el condón con un montón de lubricante rojizo con sabor a fresa.
El tipo mantenía el bote de lubricante en su mano y presionaba cada cierto tiempo para vaciar un poco más entre la boca y el glande.
—Toma, cariño... cómetela toda, déjame follarte la boca...
La piel de J-hope ya brillaba de sudor luego del par de orgasmos que el moreno ya había provocado, su cabello también estaba mojado y su cara enrojecida expresando un gesto de máximo aturdimiento por el placer.
Levantaba el trasero que el moreno azotaba dejando marcas rojas en su piel, mientras que el tatuado tomaba la cara para dominar los movimientos.
Aún con la boca llena de la erección, jadeaba y gemía alto, evidenciando su respiración agitada. Pero, antes de que pudiera hacer llegar su siguiente orgasmo, el hombre detrás de él se detuvo, saliendo de su interior y luego lo ayudó a levantarse.
El chico de los tatuajes se sentó en el borde de la cama justo frente a una de las cámaras, abrió las piernas y comenzó a estimularse mientras miraba a J-hope perderse en un punto ciego para la cámara pero que claramente se escuchaba que estaba bebiendo algo.
Enseguida volvió a acercarse hacia el chico en la cama, se inclinó y besó sus labios, compartiendo el sabor a fresas del lubricante, mostrando a propósito sus glúteos maltratados a la cámara.
El chico tomó su cintura y lo giró. —Vamos, bebé... súbete... —jadeó ayudándolo a sentarse en su regazo.
J-hope estaba muy adentrado a sus sensaciones corporales, a su calor y el ambiente tan íntimo con sus compañeros. Su cuerpo estaba exhausto pero necesitaba más, el sudor en su piel exhibía toda su satisfacción y en sus labios había una tonta sonrisa llena de excitación.
Se colocó sobre él, también mirando hacia la cámara. Tomó la erección y la guió a su entrada completamente enrojecida y abierta.
De un sentón se penetró con ella, el tatuado lo tomó por detrás de los muslos para abrir sus piernas y lo cargó sutilmente para que comenzara a hacerlo saltar sobre su pene palpitante.