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𔔀 capitulo dos.
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Desde el instante que Aurelie puso un pie en los pasillos de Hogwarts, tuvo un fuerte presentimiento de que ese año sería diferente a los demás, y no precisamente en un buen diferente, sino más bien en uno bastante malo.
No sabía la razón exacta. Desde la presencia de los Dementores acechando a los estudiantes durante el viaje, hasta la reciente fuga de Sirius Black de Azkaban, Aurelie estaría mintiendo si dijera que no estaba hecha un manojo de nervios.
En la entrada del Gran Comedor se encontró con Charline Leroy, quien, con su característica sonrisa brillante, la saludó golpeándola juguetonamente en el hombro. Aurelie ni siquiera se inmutó.
──Hey, Rosier, ¿qué pasa? ──preguntó, con una voz sonora y dulce──. ¿Te asustaron los dementores?
──No es eso, es que tú nos los viste allí──respondió Aurelie con una leve mueca.
──Mi padre me contó algo sobre ellos, suena bastante aterrador ──murmuró Charline.
──Bueno, no es una experiencia que vaya a olvidar fácilmente. ¿Alguna vez oíste hablar del Beso del Dementor?
Charline negó con la cabeza.
──Es un beso que nadie pediría, jamás, ni siquiera tú ──explicó Aurelie──. Los Dementores te chupan el alma. Dicen que es un castigo incluso peor que la muerte. Es bastante sorprendente, y no se necesita mucho para convencerlos de que lo hagan.
En ese momento, Rowan Travers apareció entre ellas, abrazándolas por los hombros.
──¿Chupar qué a quién? ──preguntó, intrigado, mientras observaba a sus amigas.
