Acto 1

290 25 0
                                    

My Heart Will always be yours.

Como el mar | James Hook(Descendientes 4)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como el mar | James Hook
(Descendientes 4)

Uliana cayó en desgracias o eso fue lo que oíste cuando Drizella entró rápido por la gran puerta y lanzó su abrigo sobre uno de los lacayos cerca, te sonrió cuando te tuvo de frente. Frunciste las cejas, bajando la mirada sobre las manos de la joven, quien tomó las tuyas como si le alegrará la noticia que vino a contarte. De hecho lo notó, te soltó y se sentó sobre una silla.

—Me entiendes, fue el terror de casi toda la académicas. Le gustaba jugar seguido con cenicienta y la pelusa rosa que siempre esta a su lado.— Murmuró chasqueando la lengua— Me divertía de vez en cuando, pero de todos modos era un peligro.

Asentiste moviéndote con gracia sobre los muebles del salón, posando una bandeja con una tetera y dos tazas sobre esta. Te sentaste y volviste a ver a Drizella, quien seguía sonriendo. De las hijas de Lady Tremaine fue con la joven sentada a tu lado con quien congeniaste al instante. Por lo que era regular sus visitas al palacio, hablándote de cosas que hasta cierto punto te parecían interesante; Desgracias que solían pasar entre la realeza o eso supusiste.

En esta ocasión Drizella habló sobre Uliana y el grupo que está lideraba. No estudiabas en la academia Merlín, por lo que tus estudios lo llevabas en casa y tampoco tuviste mucha información sobre aquella zona en la ciudad que funcionaba como escuela. Ocasionalmente fuiste por Grimmhilde, y viste la gran variedad de héroes y villanos conviviendo o tan solo generando algún desastre, que luego Merlín (suponías) castigaba.

— Tu príncipe se encuentra bien.— Estabas tan tranquila que para carcajadas de Drizella te habías atragantado con tu bebida. Cuando te recuperaste y limpiando tus labios con un pañuelo.— Deberías hacer algo.

¿Eras lo que se consideraba un villano? Sueles reírte cuando lo piensas de más. De hecho tal vez tuviste tanta mala suerte para que el príncipe que te gustaba, estuviera enamorado de alguien más. No eras como Grimmhilde, obsesionada con su apariencia y tampoco tuviste un evento que arruino tu vida como el de Maléfica, por lo que no llegaste el punto en que quisiste destruir al mundo junto al pobre incauto.

— También Hook, Morgie, Maléfica, etc.— Murmuró distraída Drizella— Son el verdadero, todo tiene su fin.

La joven de atuendo verde te observó y advirtió tu gesto malhumorado, dando una risa antes de volver a hablar:— Es cierto que no te gusta, ami tampoco. Aunque pienso que no está mal, tal vez tenga alguna medalla de diamante, perlas y corales. Uliana se veía tan bien con ese tocado.

— Por supuesto.— Murmuraste lanzado a tu boca un dulce.

Drizella siguió parloteando, mientras tu mirada se dirigió hacía aquellos grandes ventanales con las cortinas abiertas. El cielo se halla nublado y es cuando (Según tus gustos extraños) el mar se pone más preciosos. Te gustaba el mar, y la marea aquella noche te trajo una verdadera sorpresa.

Si, aquella noche el cielo estuvo nublado y las gotas de la lluvia que empezaban a caer, hicieron que se te erizara la piel. Te gustó cuando lloviznaba, de alguna manera hacía tu corazón se calentara y quisieran saltar, creyendo ser el viento que acariciaba tus mejillas o las gotas de caían sobre tu cabello.

Aquel día enviaste una carta, citando al destinado hacia las orillas de la playa. Esperaste, hiciste demasiados esfuerzos, dados lo estrictos que fueron tus padres respecto a tus salidas, te colgaste con unas sabanas fuera de la ventana de tu cuarto y corriste emocionada hacia la playa a unos kilómetro de casa. Esperaste por una hora y ya las luces de las casas aledañas empezaban a apagarse.

La lluvia comenzó a hacerse más fuerte y con la desilusión escondidos por la llovía pusiste tu capa roja sobre su cabello oscuro y empezaste a caminar de vuelta, hasta que sin querer golpeaste algo que se quejó.

— Lo sien...— Valla, tu cara se adorno con una sonrisa grande y tus brazos fueron rápidos al rodear su cintura apagándote hacía su cuerpo. Como si quisieras robarle el calor que lo mantenía vivo.— Viniste.

Él por lo contrario no vio tu cara cubierta por la sombra de la tela roja. Sólo observó tus labios pigmentados por un color rojo sonreír. Tal vez se sintió consternado, pero no dijo nada hasta que tu misma levantaste la cabeza, dejando ver tu rostro cubierto por el agua de la lluvia y tus pestañas húmedas, parpadear con ilusión.

Cerraste los ojos, levantandote sobre tus puntas y él se agachó a darte un beso, que sabio a menta, tal vez no, pero fue agradable. Abriste tus ojos hacia él y notaste algo extraño, no te gustó.

Tu cuerpos actuó por si solo, desquitandote de sus brazos y retrocediendo hacía atrás. Un gancho en su brazo izquierdo, un gancho en su brazo izquierdo,  se repitió tanto en tu mente, tanto que te dolió la cabeza.

Debiste haberlo sabido, un príncipe no usaría esa clase de ropa o tan siquiera tendría un gancho.

— Mucho gusto, mi Lady.— Canturreo el supuesto príncipe balanceando su cuerpo hasta acercarse a tu cara— Por lo menos dime tu nombre.

— Eres un...!—

— Ah, ah— Negó al momento de atrapar tu muñeca con su mano y darte la vuelta, quedando tu espalda contra su pecho su gancho en tu estómago— Te recuerdo que fuiste tú quien se aventó a mí, no me culpes.

Incluso su aroma. Lo repudiaste tanto como pudiste, mientras respiraba sobre tu hombro, chocando su aliento caliente contra tu oído.

— No sabía que fueras tú.— Siseaste— De haber sabido, hubiera salido corriendo, sucio pirata.

— Capitán.— Te corrigió.

No supiste como saliste de allí. Fue agónico. Su gancho había recorrido mayor parte de tu espalda deteniéndose sobre tu cintura. Creíste que haría algo más; Después de todo era un pirata. Sin embargo te arrojó sobre la arena.

— ¡Hook!— Exclamó en la oscuridad.— ¡¿Donde diablos te metiste?!

— Ya voy Uli.— Murmuró el pirata, te dedico una última mirada y desaparecido de tu vista tan rápido como había aparecido.

Eso fue hace unos meses.

Sentías escalofríos cada vez que lo recordabas. Besaste un pirata.

Drizella te agitó la mano y finalmente la observaste. Ella partió hacia casa al anochecer,  por lo que regresaste y está vez solo quisiste leer y dormir.

 Ella partió hacia casa al anochecer,  por lo que regresaste y está vez solo quisiste leer y dormir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐞𝐥 𝐦𝐚𝐫 - 𝐉𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐇𝐨𝐨𝐤 | 𝓓𝓮𝓼𝓬𝓮𝓷𝓭𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮𝓼 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora