Al llegar a la gran mansión, los hombres que cuidaban la entrada ya lo esperaban con instrucciones de permitirle la entrada, el pelicastaño se dirigió a la entrada con pasos nerviosos...
Han estaba de pie justo en la puerta, el rostro del menor le provocaba una sensación de preocupación que no podía ignorar...
-Min que bueno que llegaste! Lamento haberte hecho venir tan tarde pero no podemos esperar más tiempo -el chico tomo su mano y lo jalo dentro
-Pasa por favor, Hyun nos espera en su despacho -el pelicastaño asintió y lo siguió, un nudo se formó en la boca del estómago al caer en cuenta que finalmente estaría frente al hombre que tanto tiempo había perseguido, al que más deseaba ver en prisión y como una puta broma el que ahora era aparentemente la única persona capaz de guiarlo hasta su hermano...
No confiaba en él, su respiración se había comenzado a acerelar un sentimiento de irá lo comenzaba a abrumar, ni si quiera sintió cuando empuñó sus manos con tanta fuerza hasta dejar las marcas de sus uñas... antes de entrar al despacho Han lo freno y se colocó frente a él
-Minho se que no confías en él, pero escúchalo antes de tomar alguna desición, hazlo por mi si? -el chico pidió con gentileza tomando su mejilla
-Tienes razón Ji, no confío para nada en ese imbécil pero ahora mismo no tengo otra opción, solo espero que sepa lo arriesgado que fue permitirme conocer su ubicación! a menos que esto sea una sucia trampa -solto con sarcasmo
-Jamas te haría algo así Minho, créeme que después de escuchar lo que tiene que decir, no te podrás negar!
-Ya veremos Jisung! entremos de una vez, no quiero arrepentirme de esto! -entraron sin más...
La escena frente a sus ojos en definitiva no era la que esperaba, el famoso Hwang Hyunjin, no era más que un despojo de aquel temible, despiadado y sanguinario criminal, era solo un triste cuerpo sin alma, el cascarón del poderoso Mafioso que un día fué, Minho recorrió con lástima aquel rubio con la mirada apagada...
-No le haces honor a la fama que tienes Hwang, ahora que te tengo de frente no eres la gran cosa -dijo con desprecio el pelicastaño
-No te confundas Lee, si estás aquí no es por qué seas un gran agente -lanzo el mayor con la mirada amenazante
-Estás aquí por qué yo así lo decidí -el mayor se levantó y se acercó al pelicastaño con firmeza
-Y será mejor que no me provoques! No tienes una puta idea de lo demente que estoy! -Minho tragó saliva
-Acaso debo estar temblando de miedo imbécil?
La atmósfera comenzaba a tornarse hostil, ambos se insultaban y culpaban por la desaparición del pecoso, de un momento a otro se sostenían de la ropa del contrario soltando amenazas, ambos enloquecian a cada minuto, la desesperación e incertidumbre no les permita ver el principal motivo de su reunión... No tener a Félix era una maldita tortura para ambos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.