Graduación Complicada

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Me acerqué a Nathan y lo moví un poco, no pareció responder y eso me asustó, revisé su temperatura, estaba tibio, suspiré aliviado, aún tenía pulso y respiraba.

– Nathan, despierta – lo sacudí y él lentamente comenzó a abrir sus ojos – hola.

– Jackson – bostezó – ¿a qué hora llegaste? – se enderezó mientras se frotaba un ojo aún con sueño.

– De hecho, acabo de llegar – mi compañero me miró algo sorprendido, miró al reloj y luego volvió a verme a mí con asombro.

– Pero, ¿Por qué tan tarde? ¿Qué pasó? – de pronto Chocolate comenzó a olfatear una de las piernas de mi amigo, este pareció asustarse bastante, bajó la mirada aterrado y luego miró al cachorrito perplejo – ¿Qué es esto?

– Perdón, pero era una emergencia, tenía que traerlo conmigo y realmente no me dio tiempo de avisarte, espero no te moleste – hablé nervioso, Nathan miró al cachorro y luego sonrió con ternura.

– Hola cosita – bajó una de sus manos hasta Chocolate quien lo olfateó y le permitió acariciarlo, mi compañero me miró con suavidad – no tengo problema con que se quede, después de todo esta es tu casa.

– Si, pero tú también estás viviendo aquí, así que cualquier cosa importante que suceda con el apartamento debemos conversarlo con el otro – el castaño sonrió mientras se sonrojaba un poco.

– Gracias por incluirme – sonreí, me alegraba hacerlo sonrojar y verlo feliz, era realmente hermoso – dime ¿Qué pasó?

Me senté y le conté todo lo que pasó en la casa de esa mujer y él me comprendió de inmediato: pude notar que mientras le explicaba todo bostezaba sin parar y parecía bastante cansado, eso me hizo preocuparme un poco.

– Nathan ¿estás bien?

– Si, ¿por qué la pregunta?

– Es que, desde hace bastante no dejas de bostezar y pareces exhausto.

– Ah, eso; tuve un día bastante pesado en el trabajo, pero no te preocupes, no es nada de qué preocuparse – volvió a bostezar y yo le seguí, era contagioso, él rió un poco por eso

– ¿Ya comiste?

– No, llegué hace como una hora y me tumbé en el sofá, así que realmente no he hecho nada más, me quedé dormido.

– Me imagino – él me sonrió cansado, yo ya llevaba bastante rato sentado a su lado y podía notar que no me mentía. Lentamente comenzó a acercarse a mí y con suavidad se recostó a mi hombro, sonreí divertido – ¿Qué haces? Tengo que hacer la cena – él bostezó.

– No vayas, quédate y se mi almohada – se acurrucó más.

– Pero, ¿no quieres comer?

– No – su estómago gruñó y yo sonreí, eso me trajo recuerdos, Nathan no se apenó esta vez, solo se acurrucó más – no te levantes por favor, eres muy cómodo.

– Entonces ¿cómo cocinamos?

– Ya te dije que no tengo hambre – su estómago volvió a contradecirle – ¿y tú por qué haces eso? Me haces quedar mal – habló molesto con su estómago y yo solté una carcajada, Nathan me miró sonriente y volvió a recostarse.

– De acuerdo, pediré comida a domicilio.

Pedí una pizza y mientras llegaba acaricié la cabeza de Nathan para que estuviera más cómodo mientras que veíamos tv. El timbre sonó y yo me levanté, el castaño me miró con un puchero.

¿Puedes Cuidar a mi Conejito? (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora