Capítulo 1: El deseo de Mikael.

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Las personas suelen buscar un refugio cuando el mundo es hostil, los niños suelen buscar un nuevo hogar cuando el suyo no tiene a nadie. Para cierto joven, su hogar no era más que algunos muros unidos con cemento, donde solo habitaba él junto a su madre. Mikael era un adolescente de unos 14 años. Vivía con su madre, quien trabajaba todo el día y regresaba a casa por la noche solo para dormir. El contacto con su hijo era casi nulo. Puede que la falta de atención sean el detonante para el interés del chico por criaturas inmortales. Esto lo llevó a obsesionarse con la historia, los documentales, los libros e incluso las películas, todo por buscar pistas o pruebas que demuestren que estos seres existen, y a su vez, encontrar la manera de convertirse en uno, pues él creía que llenaría ese vacío al dejar su mortalidad atrás.

A su corta edad, Mikael se dio cuenta que las personas buscan un significado, una razón o un sueño que los motive a seguir adelante, aquel que no encuentra su significado en este mundo se angustia, se siente vacío, así, el que busco su significado tan apasionadamente y no lo encontró, muere por dentro, a veces también por fuera. —No soy el hijo de mi madre, porque mi madre vive por su trabajo. Pensó. —¿Soy el significado de mi madre para seguir trabajando? ¿Cuál es mi significado? Había muchas situaciones que Mikael no entendía, y hablar con su madre para preguntar no era una opción, todo lo que le proporcione su madre será para su salud y estabilidad física, pero, ¿será suficiente?

Un día, el chico caminaba por la ciudad y notó una particular librería, la cual prometía tener los libros mas antiguos y peculiares, obviamente Mikael fue para buscar información sobre los vampiros. Entrando a la librería lo primero que notó fue que toda la tienda tenía un estilo victoriano, era muy elegante para tener libros baratos, por lo que casi avergonzado de no poder costear lo que necesitaba se dio la vuelta, pero antes de retirarse, una voz amable, pero en un tono grave dijo:

—El lugar es elegante, pero los libros no son caros, además si me dejas acompañarte, puedes leer el libro que quieras dentro de mi tienda.

Mikael volteó y observó a un señor que parecía traído del siglo XIX, tenia un bastón y vestía elegante, aunque en su rostro se marcaba una sonrisa tenebrosa que iba de oreja a oreja, el chico en lugar de incomodarse o incluso asustarse, se sintió emocionado porque todo este ambiente era lo suyo. El muchacho exasperado le pidió al señor que le mostrara todo libro que hablase sobre vampiros reales.

—¿Vampiros, crees que existen? Preguntó el señor con un tono que en lugar de ser extraño parecía incitar aún más la emoción del chico.

—No solo sé que existen, ¡deseo ser uno! Dijo Mikael con toda la emoción en su voz.

—En ese caso sé qué libro necesitas. El señor se dirigió a un cuarto cerrado con llave, luego busco entre su pila de libros. Mientras lo hacia le comentaba al joven.

—¿Conoces al conde Drácula?

—¡Quién no!, según la leyenda es el primer vampiro quien habita en un palacio ubicado en Transilvania, pero en la historia humana, se conoció como Drácula al emperador Vlad III. Comentaba Mikael con toda seguridad. Aunque se lo apodó el empalador, también se rumoreaba que bebía la sangre de sus enemigos.

—Bien, muy bien. Pero que pasa si te digo que no solo era un vampiro real, sino que también hay otro vampiro primogénito. Expresó el señor casi sonriendo.

Mikael se quedó callado e intentó recordar si alguna vez había leído algo parecido en los libros de historia y mitos.

—Todo lo que te digo es relatado en este libro. El dueño de la tienda le pasa un libro antiguo de pasta gruesa y negra que titulaba, "La historia del diurno y el noctámbulo".

Mikael intrigado tomó el libro, y fue hacia un sillón junto al hombre, luego comenzó a leer la historia. Que básicamente contaba lo siguiente: "Desde tiempos antiguos, fueron soltados dos monstros en el mundo, seres que vivían eternamente y se alimentaban de la sangre de quienes alguna vez fueron sus semejantes. Pese a que ambos seres eran de la misma naturaleza, uno era mucho mayor que el otro, estas bestias se conocen en la actualidad como vampiros. La primera criatura fue resultado del castigo divino, además de llevar el título del primer vampiro del mundo, también se lo conoció como el primer asesino de la humanidad, Caín. Luego de asesinar a su hermano y no mostrar arrepentimiento ante el mismo creador, Dios lo castigó a vagar por el mundo hasta el final de los tiempos, no volvería a ver la luz del sol y siempre tendría una necesidad insaciable por la sangre, tal como la que derramó de su hermano Abel. Luego de ser desterrado, llegó a Nodo, donde conoció a un ser igual de antiguo que él, Lilith, quien no solo le mostraría a caminar bajo la luz del sol pese al castigo divino, sino también, le enseñaría a ver su maldición como un poder. El segundo vampiro original no fue creado por castigo, sino por un pacto demoniaco con aquel que antes fue conocido como el arcángel más hermoso. Vlad III, en su guerra casi perdida con los musulmanes, suplicó por la ayuda de Satanás, mientras era asistido por un brujo. El emperador llamó la atención de Lucifer, tras haber empalado a 500 de sus enemigos, hombres, mujeres y niños. En una noche sin luna, el diablo se presentó frente a Vlad dispuesto a darle el poder que necesitaba para ganar esta guerra, pero el diablo siempre busca un beneficio, por lo que le pidió a cambio que sacrificara a su padre y madre, luego bebiera su sangre y se suicidara. Vlad confundido solo aceptó, porque aunque no lo parezca, la presencia el ángel caído es aterradora. El tirano cumplió con la orden de Lucifer, y luego de morir por la hoja de su espada clavada en el pecho, resucitó sintiéndose más fuerte, pero sediento, no de agua, sino, de sangre. Entonces nació el vampiro creado por la oscuridad, un caminante nocturno. Si algo ha quedado claro entre aquellos que narran la historia del ocultismo es que, la creación de Satanás fue solo otro desafío hacia su padre, Dios, imitando su castigo hacia el primer homicida, el diablo quiso demostrar que también podía crear seres aterradores, Dios observó esto con disgusto, aun así, no pudo hacer nada, pues el diablo no interviene en las decisiones de Dios, así como la mano divina no guía la voluntad del diablo."

Mikael después de leer el libro, quedó sin palabras, ya que no importaba si era real para el mundo, porque esto era real para él, y también, para el dueño de la tienda.

—Luego de leer esta historia, ¿aun deseas ser un vampiro? Preguntó el señor. —Tienes dos ejemplos de como se crean estas criaturas, o por castigo divino o, por favor demoniaco. Además, también debes llamar la atención de uno de estos seres.

Mikael solo escucha en silencio.

—Piénsalo, Caín se ganó su castigo al ser el primer asesino de la historia humana, y el emperador Vlad empaló a 500 seres humanos, esos son dos caminos muy difíciles de conseguir, y después esta el tercero, encontrar la sangre de estas criaturas, beberla y heredar su maldición, también muy difícil. Comentó el señor.

El chico, no dijo absolutamente nada, solo se levantó y salió de la tienda, fue al parque, caminó y pensó por algún tiempo. Cuando quiso conseguir más información sobre esa clase particular de tratos, la tienda estaba cerrada, pero lo curioso es que el lugar estaba desolado, viejo y abandonado, es como si en mucho tiempo no hubieran ocupado aquel sitio, esto solo confundido más a Mikael, el cual optó por regresar a su casa, con una sola idea en su cabeza; "Sí quisiera que seres poderosos me convirtieran en un vampiro, ¿Cómo llamo su atención?". Ya en casa Mikael se sentó frente al televisor apagado y seguía pensando, "¿Cómo llamo su atención?". Llega la noche y regresa la madre del chico a casa. El ruido causado por ella despierta al joven, Mikael saludó a su madre con una voz temblorosa, pero no obtuvo respuesta. Ella le miró con ojos vacíos y le entregó una bandeja de comida. No hubo palabras, solo un gesto mecánico que Mikael conocía demasiado bien. Era la rutina inalterable de una madre ausente. La madre del muchacho sube a su cuarto y se tumba en la cama. Luego, queda profundamente dormida. Lo curioso es que ella es seguida por su hijo, quien la observa sigilosamente desde la puerta. Después, él susurra lentamente...

—¿Cómo llamo su atención?

Vacío de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora