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Lo de nosotros. Ja.

Park Jimin.

Jeon había dicho que se encontraba bien, que no fue nada grave, entonces no entendía por qué no había regresado a clases, ni tampoco me contestaba cuando llamaba.

DongWook tampoco había dado señales de vida.

Así que mi tía y yo decidimos visitarlos.

«Desesperados»

Qué patético.

Para lo que he quedado.

Sunmin toca el timbre y yo me hago el desinteresado jugando con mi teléfono y una mano metida en el bolsillo. Nos abre DongWook.

- No los esperaba -abraza a mi tía- Menuda sorpresa.

Entramos en la casa y choco con Soyeon que venía bajando las escaleras, la muy correcta saluda regalando una sonrisa y se despide antes de irse.

Primera chica que me cae mal.

- ¿Dónde está Jungkook? -pregunto.

- Está en su habitación. Sube si deseas.

Este señor desconoce sobre mis gustos, y mis intenciones para con su hijo. Además, está tan entusiasmado con mi tía, que no se da cuenta que Jungkook está a punto de ser devorado por la bestia.

Los dejo solo en el salón y me voy hasta su habitación. Entro sin avisar.

- Te había dicho que dejaras a Soyeon -protesto.

Jungkook me observa desde la cama, está más pálido y delgado.

- ¿Qué haces aquí? -inquiere.

- Eso no importa ahora -sigo con mi enfado- Llevo días sin saber de ti, ni un puto mensaje, no contestas el teléfono y llego aquí y lo primero que me encuentro es a tu novia.

- Buenas noches, Jimin -me dice- ¿Cómo estás? Yo muy bien, gracias por preguntar.

Dice irónicamente.

- Si tienes una visita de tu novia a esta hora, se supone que estás estupendo.

- Soyeon no es mi novia -confiesa- En realidad nunca lo fue.

- ¿A qué te refieres?

- Le pedí ayuda porque estaba confundido contigo y necesitaba que te alejaras un poco de mí.

- ¿Por qué me quieres lejos de ti? -doy unos pasos y me siento a su lado.

Lo veo tragar en seco.

- Me enfermas de mala manera -se pone incómodo por mi cercanía- Contigo no quiero nada, pero es verte y ya estoy deseando que me hables o que me insultes me da igual.

- Jeon te lo demostré en el hospital -le digo- y lo voy a volver hacer si es necesario. Para que te des cuenta.

Me apoyo sobre mis brazos y pego nuestros labios. El rubio tarda en reaccionar pero termina besándome. Jadea por causa de mi lengua y me quedo satisfecho al ver la erección en su pantalón.

- Yo no quiero que nadie lo sepa -me pide.

- ¿Qué nadie sepa qué?

- Lo nuestro.

- Lo nuestro -me burlo- Eso no existe. Lo único que tienes que tener claro es que serás solamente mío y yo seguiré haciendo lo que me dé la gana.

- Me parece que estás equivocado.

- No lo estoy, Jeon -le interrumpo- Aprenderás en el camino o te destruiré en el proceso.

- No me lo pones nada fácil -me fulmina con la mirada- Me estás diciendo que serás mi dueño, amo y señor, pero que yo no tendré ni la mínima autoridad sobre ti.

La Bestia - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora