''Para ser alguien en la vida es necesario ser egoísta e hipócrita''
Mientras miraba otra vez el contenido de aquella carta ,todos sus conocidos le decían que debía rechazarlo, que ya tenia su vida hecha como jugador de voleibol profesional, pero pa...
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Lo único que se escuchó luego de la potente patada de Hideaki Masaru, había sido el sonido de aquel proyectil esférico chocar de lleno al rostro de Igarashi.
En su lugar, Bachira Meguru vibraba de alegría, era esa explosión lo que estuvo esperando, Hideaki no lo había decepcionado, es más, fue mucho más genial de lo que su monstruo le pudo haber predicho.
Por su parte, Isagi vio en su máxima expresión el poder de esa patada, incluso aposto en su cabeza que el poder de esa pelota fue más que el que recibió de Kunigami en el estómago.
Este tipo que había vuelto a un rostro desinteresado y mirada muerta, que acaba de terminar sin piedad el futuro de una persona... esta persona es en lo debe convertirse.
Un monstruo.
-- ¿Eh? ¿Qué...? ¿Pero qué...?
Sangre brotaba de su nariz al igual que unas gotas de sudor debido al ejercicio, estaba confundido, despistado, lo único que veía era al tipo que acaba de lanzarle esa inesperada pelota.
-- Fuiste el último en tener el balón, has perdido -- le dijo con una tranquilidad que incluso fue aterrador de escuchar.
No le creyó, incluso negó con la cabeza, perdió... ¿Acaba de perder su única oportunidad de ser un jugador profesional?
El sonido de aplausos interrumpió cualquier otro pensamiento.
-- Buen trabajo. Gemas sin pulir. Continuemos con los resultados -- la voz de Ego se dejó escuchar mientras su imagen aparecía en la pantalla dando aplausos -- El jugador del que nos desharemos será... ¡Igarashi Gurimu! ¡Estás expulsado!
No hubo vacilación en la decisión del hombre, es más, a ojos de los jóvenes, la mirada de Ego en ese momento era tal que lo perseguiría en sus pesadillas.
Hubo gritos, reclamos y demás por parte de Igarashi, puso varias excusas en la mesa, su pie doblado, que el chico abeja fue lanzado hacia él, que la bola había salido de la nada.
Todo para no querer aceptar su propia debilidad.
-- ¿Dirías eso si fuera un partido real?
Fue una explicación larga y tediosa, pero al final descubrieron que todo este show de dos minutos era una prueba válida para los delanteros como ellos.
El espacio, que era mismo de una cancha de futbol, el tiempo, que era el aproximado que un futbolista tiene la pelota durante todo el partido, el mismo ejercicio, que ponía en evidencia que tan decididos estaban de la victoria.
-- Un delantero carga con toda la responsabilidad en su espalda. Un delantero es aquel que sigue atacando hasta el último segundo.
Y ahí fue cuando resalto a quienes estaban más cerca del ideal que él consideraba apto para un delantero.
