''Para ser alguien en la vida es necesario ser egoísta e hipócrita''
Mientras miraba otra vez el contenido de aquella carta ,todos sus conocidos le decían que debía rechazarlo, que ya tenia su vida hecha como jugador de voleibol profesional, pero pa...
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La tensión se podía cortar con un cuchillo, algo que la estaba molestando, le había prometido a Masaru que los tres estarían en perfecta armonía como los hermanos que eran, pero en su lugar podía sentir las dagas que se mandaban Satoshi y Takeru desde sus respectivos asientos.
Hizo su mayor esfuerzo en cocinar, aunque estaba segura que no tenía la misma sazón que la de su hermano mayor, lo intento.
-- Si no les gusta la comida... podemos pedir a domicilio -- murmuro con algo de pena mientras toqueteaba un poco de ensalada.
Takeru subió la mirada finalmente, mirándola con pena, dándose cuenta de la mueca de la fémina.
-- No Ruri, tu comida está bien -- el chico se llevó detrás de la oreja uno de sus largos mechones, mirando de reojo al otro miembro en la mesa -- ¿Cierto Satoshi?
El nombrado lo miro de reojo, deteniendo el movimiento de su tenedor, su mirada fue hacia su hermano menor, ambos se mantuvieron mirándose a los ojos hasta que el mayor chasqueo la lengua y se levantó.
-- Iré a entrenar, no me esperen.
La hermana menor noto el plato intacto de Satoshi, pero no hizo comentario alguno, no hasta escuchar como la puerta se cerraba de golpe.
-- No le hagas Ruri, está haciendo un berrinche solo porque aniki no le cumplió su capricho de quedarse a su lado -- replico luego de tragar un poco de pescado -- como si tuviera la obligación de hacerle caso en todos sus pedidos, no es un niño chiquito para comportarse de esa manera.
Un silencio se mantuvo luego de eso, Ruri no negaba que le molestaba el comportamiento infantil de Satoshi con respecto al hecho de que Masaru se fuera a ese campamento, pero... ¿Era necesario incluso incomodarlos a ellos?
Se sentía impotente, un revoltijo en la boca del estómago, este tenso ambiente no le gustaba en lo absoluto.
Ella extrañaba a Masaru, el único capaz de mantener la tranquilidad en este lugar.
Mientras tanto, Satoshi llego a una cancha vacía, con una pelota de vóley entre sus manos.
-- Participare en esto que me están proponiendo, no hay nada más que tenga que decir -- Masaru ni siquiera lo miraba, demasiado ocupado anotando algo en su teléfono.
-- ¡¿Y qué hay de mí, Masaru?! ¡Me prometiste que ganaríamos otra vez!
Golpeo la mesa con sus palmas, furioso con el abandono de Masaru
-- Solo me iré yo, el equipo tiene al resto de tercero y a ti para compensar.
-- ¡Pero yo quiero que te quedes! ¡¿Es tan difícil rechazar una simple carta?! -- le gritó -- ¡¿Es que acaso un campamento de futbol es más importante que yo?!
