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17 de agosto 1994

Esta vez llegué un poco tarde a la escuela porque una de las llantas del coche se ponchó. Al llegar al salón, vi que la mayoría de los lugares ya estaban ocupados. Miré hacia donde Bendy normalmente se sentaría y vi una mochila en el pupitre junto a él, lo que me decepcionó un poco, era agradable tener algo de compañía.

Sin embargo, Bendy me notó y quitó la mochila, indicándome que fuera a sentarme. No pude evitar sonreír tontamente por ese gesto, no esperaba que apartara ese asiento para mí, al menos no tan pronto. Supongo que es una buena señal.

Comenzamos a hablar sobre la tarea que habíamos dejado para hoy, los dos coincidimos en que fue un poco difícil conseguir la información necesaria. Yo pude obtener la información gracias a que Julius tenía un libro con datos sobre el tema, lo que me permitió charlar un poco con él. Parecíamos ambos más tranquilos, pero no me detuve mucho y continué con mi tarea.

Bendy me contó que en su casa tenía una pequeña biblioteca y lo único difícil para él fue encontrar el libro entre tantos. Al final, el profesor olvidó calificar esa tarea, lo que nos hizo soltar un suspiro de decepción.

Bendy se quejó de que habría preferido ver sus películas favoritas. Le pregunté cuáles eran y resultó que le gustaba el terror, aunque yo no soy fanático de las películas de ese género, me resultó interesante ver su entusiasmo y disfrute por ellas.

La Sra. Wood nunca nos permitía ver películas así, por lo que muchas de las que mencionó Bendy no las reconocí. Pareció casi ofendido por eso y sugirió que debería ir a su casa algún día a ver un maratón de sus películas favoritas. Acepté su oferta, me generan curiosidad y me pregunté si son tan impactantes como él dice o si solo está exagerando.

Hoy tuvimos clase de educación física y el uniforme me resultó más cómodo. Al hacer flexiones en equipo, elegí a Bendy y pude notar lo bajo que era, fácilmente podría ser aplastado por un deportista. Aún así, era ágil cuando jugamos un partido de quemados, aunque me costaba concentrarme por sentirme observado y escuchar susurros a mis espaldas. Cada vez que volteaba para ver de dónde provenían, solo escuchaba risas.

Esto me causó algunos errores torpes, pero al final nuestro equipo resultó ganador y Bendy y yo lo celebramos, no por algo era el mejor en ese juego en mi antigua escuela.

De camino a los vestidores, un grupo de chicas del salón nos felicitó. Intenté ser amable agradeciendo, aunque fue algo extraño. Bendy solo me sonrió de forma juguetona y me dio pequeños codazos, diciendo que estaba causando un efecto Disney con las chicas, lo cual me pareció extraño ya que no pensé que su felicitación tuviera segundas intenciones.

Dejando eso a un lado, en el almuerzo nos encontramos nuevamente con Félix, quien estaba emocionado por saber si íbamos a regresar al grupo. Todos estábamos hablando de eso cuando Ortencia se acercó a nuestra mesa entusiasmada para decirnos que los resultados ya estaban publicados. Corrimos apresuradamente para verlos y Félix nos hizo espacio para acercarnos.

Félix y Bendy encontraron sus nombres y se abrazaron emocionados, mientras yo aún buscaba el mío con ansiedad. Bendy señaló en una de las listas y dijo "¡OSWALD, tú también estás!". Nunca había sentido mis orejas tan felices, festejé para mí mismo mientras chocábamos los cinco.

Ortencia se rió y nos felicitó, después nos dimos la mano. Le debía mucho a ella, si no hubiera dedicado tiempo conmigo, posiblemente habría estado en problemas.

Cuando volteé, vi que Bendy seguía emocionado contándole a Félix cómo había ganado el  juego de Alice. Félix nos miró a Ortencia y a mí, sonrió y apartó la mirada hacia Bendy de forma inmediata.

Entonces propuso que deberíamos celebrar después de clases y acepté sin pensarlo, ni siquiera sabía si me darían permiso. Al final, no hubo problema.

Ortencia no tuvo tanta suerte, ya que Félix la invitó pero ella rechazó la oferta, ya que no creía que su padre le daría permiso. Félix pareció un poco desilusionado y yo también, francamente.

Pero al final del día, los tres la pasamos bien. Comimos en un restaurante de hamburguesas, tomamos malteadas y después de un montón de chistes tontos, surgió el tema del instrumento que debería aprender a tocar. Félix me recomendó probar con una guitarra, lo más básico.

bendy y yo estamos de acuerdo en que los profesores se habían puestos pesados con las tareas, aunque Félix parecía más despreocupado y desinteresado por eso.

Después de unas dos horas nos despedimos y cada quien fue por su camino.Al final llegaron por mi en el auto y no podía sentirme más alegre, ahora tocaba ver cómo sería estar en el grupo de teatro, olvidó preguntarle todo eso a Ortencia.

Pero bueno, me despido.

El Diario De OswaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora