Subí a verle dentro del ataúd.
Su familia me había dejado dar uno de los discursos del funeral.
Miré su inerte cuerpo metido en una estúpida caja de madera.
Quien te ha visto y quien te ve.
Él habría odiado verse vestido así.
Además así de pálido.
Me acerqué al micrófono y observé a todos sus seres queridos sentados ahí, vestidos de negro.
Menos aquella puta zorra.
La que me lo arrebató.
Sus padres le obligaron a casarse con ella y en un arrebato de locura le puso veneno en el café y lo mató.
Ella iba de blanco.
Miré al ataúd y empecé mi discurso.—No esperaba estar en tu funeral, estaba convencida de que moriríamos en alguna tontería como un accidente de coche porque no nos funcionasen los frenos o algo por el estilo que el destino eligiese para nosotros con tal de que no sufriesemos el uno por el otro... Hasta que te arrebataron de mi lado... y después la vida...— volví a mirar a los presentes, ella ya no estaba ahí, sentí su presencia detrás de mi— y es curioso que fue la misma persona, se suponía que debía amarlo, pero creo que es dislexica y entendió matarlo.
Me aparté y le agarré la muñeca, justo antes de que me clavase el puñal que tenía en la mano.
La miré de arriba a bajo.—Y hablando de la reina de Roma...
Le torcí la muñeca, haciendo que soltase el puñal y lo agarré yo.
Volví a mirar a los presentes, específicamente a los padres del difunto, su madre asentía, indicandome que hiciese lo necesario....
Luna Silverleaf, condenada a 10 años de cárcel.
...
Salí de la celda, caminé por el pasillo hasta la cafetería, nada más entrar frené.
Lentamente él se me acercó y rodeó mi cintura con su brazo.—¿Me echabas de menos? — me susurró
yo sonreí —Mucho, querido, mucho — me aparté de él y le sonreí.
El plan había funcionado.
El veneno falso fue buena idea.
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microrrelatos de la extrañeza
RandomMicrorrelatos. De momento solo he escrito uno y es extraño, no sé.