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Lalisa Manoban tenía 22 años, debería estar asistiendo a la universidad, comportándose como una chica de su edad, pero Lisa no hacía eso, oh claro que no.

Asistía a la universidad aunque no le gustara, algunas veces actuaba infantil con sus amigos, pero esa era su personalidad y así la querían.

La gente pensaría que sus gastos serían cubiertos por sus padres o ella misma pero no, la mujer encargada de eso era su dueña, la persona que tenía total poder sobre ella, aunque algunas veces no fuera así.

Su nombre era Jennie Kim, la CEO de una gran empresa de entretenimiento, Odd Atelier. La mujer estaba soltera y amargada cuando conoció a Manoban, pero esta le alegró los días, primero fue una sonrisa, después un abrazo, pronto un beso y llegado a un punto las relaciones sexuales.

Se conocieron en una reunión entre la neozelandesa y el señor Manoban, porque sí, Lisa era la hija de uno de sus más grandes socios, ¿un poco problemático no?

El señor Manoban las descubrió una tarde en la oficina de Jennie, y de la peor forma posible para un padre tan conservador como lo era él. Abrió la puerta sin tocar puesto que algunas personas le habían advertido de la extraña relación entre su socia y Lisa.

Vio a Lalisa entrar a la oficina de la señorita Jennie, aparentemente llevaba unos papeles así que decidió ignorarlo pese a sentir esa corazonada de que algo ahí era raro. Pasaron cinco minutos y su hija no salía, lo que lo alertó de sobre manera.

Se acercó con la secretaria para preguntar al respecto, aunque probablemente debió no haberlo hecho.

──Disculpe, usted sabe que la señorita que entró hace unos minutos es mi hija, ¿podría decirme si se va a tardar mucho? 

La secretaria abrió los ojos, pareciendo sorprendida e incluso divertida con la pregunta.

──Señor Manoban usted es un gran socio y por eso mismo es que no voy a mentirle. La señorita Manoban viene aquí cada dos días desde hace aproximadamente un mes, y sobre cuanto vayan a tardar... normalmente duran una hora y después salen juntas. 

El hombre palideció, ¿su hija iba ahí cada dos días?, ¿no se supone que tenía un taller por las tardes?

──P-pero usted sabe lo que hacen ¿no? ¿sabe si la señorita Kim le ayuda con la escuela o algo así? 

La mujer bajó la mirada y negó.

──Le diré lo que sé pero por favor no me meta en problemas, tengo que conservar mi empleo. 

El hombre asintió, demasiado inquieto y preocupado.

-Bien, la señorita Manoban comenzó a venir a unas asesorías con mi jefa, eso es cierto pero eso fue hace mes y medio, aún así solo venía una vez por semana. 

La mujer se mostraba incómoda con la conversación, incluso algo nerviosa.

──Poco tiempo después las visitas aumentaron, juré no decir nada pero lo veo desesperado.

──Hubo una visita en la que escuché gemidos, mi jefa me dijo que no dijera nada, como no es mi asunto hice caso, en este momento probablemente estén... creo que me entiende. 

El señor Manoban casi se desmaya ahí mismo, su rostro se formó en una expresión de ira, apretando la mandíbula y corrió hasta la puerta de la oficina, ignorando los gritos de la secretaria y miradas curiosas de los demás trabajadores.

Abrió la puerta de una patada pues estaba cerrada con seguro y fue entonces que la imagen de su hija perfecta se rompió.

Encima del escritorio se encontraba su bebé, desnuda mientras Jennie la penetraba con sus dedos.

El hombre se le fue encima a la mayor, dándole un gran empujón logró que se quitara de encima de Lisa.

──¡Maldita sabandija!

La tomó por el saco que estaba abierto, mostrando su abdomen ya que no tenía la blusa puesta, se percató de los arañones en su abdomen junto a las marcas de labial en el cuello y eso lo enfureció más.

──¡Eres una mujer de 32 años! ¿cómo pudiste hacerme esto? he trabajado contigo por casi 5 años ¡¿y así me pagas?!, ¡¿abusando de mi hija?!

La sonrisa que Kim le dio fue tan descarada que no pudo contener sus ganas de darle un golpe en el rostro.

-¡Papá déjala, no la lastimes! 

Pero la chica fue ignorada.

──Eres una basura Jennie Kim, ¡es más joven que tú por diez años!

La mencionada limpió la sangre que salió de su nariz, usando un pañuelo.

──Tu hija tiene 22 años ¿y sigues creyendo que es una niña? es una mujer y si quieres mi opinión... es una gran mujer, perfecta para mi. 

A ese punto la menor ya estaba vestida y sin pensarlo se puso detrás de la neozelandesa.

──¡Jennie!

La chica tomó el pañuelo y limpió la sangre, cuidando no lastimar a la mayor.

──¡Lalisa Manoban! Aléjate de esa... esa pervertida.

──No, es mi novia y no voy a dejar que sigas golpeándola, mucho menos que le digas esas cosas. 

Los empleados de seguridad entraron a la habitación, tomando al hombre por los hombros.

──Acompáñenos a la salida.

──Es tu última oportunidad Lalisa, ven conmigo y olvidaremos esto, pero si te quedas olvídate de tu madre y de mi.

Una lágrima bajó por su mejilla, abrazó a la mayor por la espalda y habló.

──No, no regresaré con ustedes, no dejaré a Jennie.

──Ya la escuchó, ahora váyase, nuestra sociedad queda disuelta así que no quiero verlo por aquí de nuevo. 

Ese día la vida de la tailandesa cambió por completo.

Ese día la vida de la tailandesa cambió por completo

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jenlisa.

mommy kink y  sadomasoquismo consensuado.

diferencia de edad: jennie: 32, lisa: 22.

smut, fluff, romance.

minific.


adaptación. todos los créditos corresponden a © F3lixsolecito

baby 𔘓 jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora