Tiger |Charlos|

DIECINUEVE

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FINAL.

El tiempo había pasado finalmente, Carlos y Charles ahora eran novios de manera formal, después de mucha espera por fin Sainz se había propuesto a pedirle noviazgo de una manera tan única y tierna.

Flashback

ㅡDe acuerdo, rayadito, estás consciente que tener a la cosa de pareja será un boleto gratis para colocarte el mandil ¿Cierto? ㅡ Max preguntó bastante asombrado por la seguridad de su amigo enamorado.

Carlos de su pecho hizo brotar un gruñido, señal de alta molestia respecto al comentario de su amigo híbrido.

ㅡBueno, hagamos como si lo que dije jamás sucedió. ㅡ Soltó una risilla notoriamente nervioso, rascando su nuca como si de esa forma pudiera distraerse de la penetrante mirada del tigre que tanto le estaba incomodando.

Carlos sonrió para sí mismo cuando Max bajó la mirada bastante avergonzado. Y es que el más alto podría soportar cualquier tontería que a la pantera se le ocurriese decir, pero algo que tenga que ver con su bonito humano era algo que no permitiría en absoluto.

-Quiero pedirle que sea mi novio de una forma bonita. - Carlos acarició entre sus dedos el collar de solecitos que anteriormente Charles le había colocado.

Respecto a eso, Carlos tuvo una seria conversación con su pequeño enamorado sobre la enorme diferencia entre un gatito y un tigre. Al parecer el rubio lo había entendido, sin embargo, aún trataba a su gatote como un dulce minino inofensivo.

Aunque seamos sinceros...Carlos amaba ser mimado por Charles.

-En buen palo te vienes a arrimar, Sainz. —Max soltó con su característica voz ronca. —Yo no sé de mierdas románticas, fue una suerte tener de novio a tu hermano, o de lo contrario moriría solo.

Carlos bufó y se puso de pie.
—Lo sé, buscaré yo la forma.

Sin más salió de la cabaña, debía aprovechar la mañana en que Charles descansaba cuál ángel hermoso y hallar una tierna fórmula para convertir a su cabeza de sol en su todo oficialmente.

Tomando forma del precioso e imponente tigre, se perdió entre los enormes árboles tenebrosos que formaban el solitario y tranquilo bosque. Necesitaba un poco de frescura para poder pensar más, Charles merecía obtener una propuesta de noviazgo a la altura de su perfección, y no le importaba a Carlos poner de cabeza el mundo con tal de que Charles obtenga lo mejor del mundo.

Era un poco difícil viniendo de un pobre tigre con suerte. Pero no imposible.

Así que, con ese pensamiento motivacional, corrió de la forma más veloz que podía ejercer, hasta que finalmente sus ojos captaron una curiosa similitud con ese sentimiento cálido que Charles causaba en él.

Montones de girasoles.

Carlos agitado y con los ojos brillando en emoción, observó los enormes girasoles que danzaban con una bella tranquilidad gracias al suave viento que los sacudía, y el caliente sol iluminando su dominante y precioso color amarillo, Sainz encontró esas flores como el perfecto retrato de Charles.

Moviendo elegantemente su cola rayada, se acercó sigilosamente para arrancar unos cuántos girasoles para su pequeño. No sería bruto, simplemente se transformaría en su forma humana y tomaría las flores.

Y así fue, Carlos tomó las que necesitaba y creando un ramo de girasoles mientras se sentaba en medio del césped, buscó algo con qué amarrarlas.

-Mierda... ¿Ahora con qué las amarro? - el híbrido gruñó observando a su alrededor, el tiempo corría y el tigre no sabía con qué atar el ramo de girasoles.