Encuentro

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Checo había invitado a Carlos a su casa, quería hablar de algo importante con el por lo que al escuchar el timbre fue corriendo por su llegada, y tan solo unos segundos bastaron para que se abriera la puerta y se dejara ver al alfa español.

–¿Qué es tan importante que tienes que decirme, para llamarme en la madrugada? –dijo con un notable cansancio, acompañado de un bostezo.

–Primero vamos a desayunar, ya está lista la comida –contestó, dándole paso a Carlos para que entrara a la casa.

Se sentaron en la mesa a comer, Checo estaba algo nervioso, ya que no sabía por dónde comenzar, por lo cual se armó de valor para decirle al alfa, quien estaba disfrutando de la comida y no le prestaba atención.

–Quiero tener un cachorro –dijo finalmente, Carlos lo miró en shock, tosiendo muy fuerte tras atragantarse con la comida, no tuvo más remedio que tomarse un vaso de agua para pasarla. Tras calmarse y aún sin tener una respuesta, Checo prosiguió.

–Lo he estado pensando mucho tiempo, y me gustaría tener un bebé, no importa con quién. Sonará algo descabellado lo que acabo de decir, pero mi omega ha pedido a gritos un cachorro –mencionó el mexicano, mirando a Sainz en busca de alguna respuesta.

–No sé qué decir... estoy tan sorprendido –logró articular Carlos, aún tratando de procesar la información. Checo bajó la mirada, sintiéndose un poco avergonzado por la confesión, finalmente, Carlos rompió el silencio.

–Chequito, tener un hijo es una decisión muy grande, ¿Estás seguro de que es lo que quieres?–dijo el alfa frente a él.

–Sí, lo estoy –afirmó Checo con determinación. –Estuve pensado en todas las posibilidades, y aunque sé que será difícil, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario –Sainz asintió lentamente.

Checo se encontraba en la cocina de su casa, preparando el desayuno, la mañana era tranquila, pero su mente estaba llena de pensamientos sobre su deseo de tener un cachorro. Desde hace meses, su omega aullaba cada vez más fuerte por tener uno, ver a las parejas con sus hijos en el parque o en el supermercado lo llenaba de una melancolía profunda.

Había salido con algunos alfas antes, pero no duraba mucho sus relaciones por cosas azares del destino, todos estaban más enfocados en otras cosas de la vida. Checo, por otro lado, ya tenía 33 años y sentía que era el momento adecuado, contaba con el apoyo incondicional de su familia, quienes ya le habían preguntado en varias ocasiones cuándo les daría nietos, sus hermanos, Antonio y Paola, ya habían formado sus propias familias.

Recientemente, había notado algunos cambios en su cuerpo, sus pechos estaban más grandes e hinchados de lo normal y rojizos, y a veces sentía un dolor constante en el pecho. Una tarde después de regresar de su trabajo, se quitó la camisa que traía puesta con desesperación, tirándolo en el proceso en alguna parte de la habitación, la curiosidad y la preocupación lo llevaron a explorar estos cambios, comenzando a jugar con sus pezones, sorprendiendose al ver que estos chorreaban leche materna, esto solo aumentó su deseo de criar un cachorro.

Con estos pensamientos en mente, Checo decidió que ya no podía esperar más, tenía que hablar con alguien sobre esto, sabía exactamente a quién recurrir, Carlos siempre había sido un apoyo constante en su vida.

–Pero, sabes que para tener un bebé necesitas un alfa, ¿Verdad?, ¿Ya tienes a alguien en mente?- el español pregunta con cierta duda.

-No, no tengo a nadie en mente. Pero he estado pensando en las opciones... hay muchas maneras de hacerlo hoy en día, incluso sin tener una pareja alfa –dijo el omega pecoso.

–¿Cómo cuáles? –pregunto Carlos, acomodándose en la silla, interesado por el plan

–Hay clínicas donde puedo conseguir un donante. Podría elegir a alguien que cumpla con los requisitos que quiero para mi cachorro, pero... eso requiere mucho dinero y trámites –

Entre el deseo y el destino [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora