Nicha Yontararak

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Alguien "normal", podría decirle a Miyeon que esta demente, pero a ella le importaba muy poco.

Anotarse como ayudante del equipo de fútbol (Lo que implicaba lavar sus apestosas camisetas y toallas), solamente para poder ingresar sin impedimento alguno a sus vestidores y observar de cerca sus posibles siguientes presas, era algo que sus mejores amigas, habían calificado como "descabellado". Pero, como anteriormente se ha mencionado, a Miyeon le importaba realmente muy poco.

No era absolutamente nada divertido tener que cargar con una asquerosa y maloliente mochila, llena de toallas y camisetas sudadas, por todo el pasillo de la universidad y en su auto, para ir a la lavandería más cercana, pero todo era gratificantemente recompensado en el momento que sus compañeros ingresaban a las duchas después de su juego, y a medio vestir.

Miyeon sabía cómo disimular a la hora de pasar cabina por cabina en busca de sus prendas sucias y al mismo tiempo, echar una breve mirada a los musculosos cuerpos de cada uno de los jugadores.

Soyeon no había recibido información falsa, todos estaban considerablemente bien dotados... Sin embargo, ninguno llegaba a sorprender a la exigente Cho Miyeon.

Incluso había tenido que descartar a Jungkook de su lista en el momento en que se supo que comenzó a salir con una chica de intercambio recién ingresada. Por lo que su búsqueda continuaba tranquilamente... O al menos así fue, hasta que apareció Nicha Yontararak, apodada como Minnie.

¿Quién demonios era Minnie?

Minnie era otra más de aquellos estudiantes de intercambio recién ingresados a esas alturas del año.

Una chica buena, educada, inteligente, aburrida, en exceso respetuosa...Una cerebrito, ratita de biblioteca, una Sheldon Cooper 2.0, entre otros calificativos aún más graciosos.

Usaba unos grandes lentes redondos, pantalones muy anchos, y se abotonaba la camisa hasta el cuello. También usaba un suéter increíblemente grande con un cuello de tortuga.

Minnie era la clásica chica nerd que no mostraba más piel de la necesaria.

Miyeon no tuvo absolutamente nada que ver con la chica (De hecho, desconocía de su existencia) hasta que Minnie se vio obligada a ser parte del equipo de fútbol americano. Contrariamente, a lo que todos pensaban, Minnie era increíblemente buena en los deportes, tan sólo odiaba practicarlos, pero las chicas de toda la universidad, enloquecieron cuando la muchacha se dejó ver por primera vez con el uniforme del equipo puesto.

¿Quién diría que una nerd como lo era aquella chica, podría tener tales muslos gruesos y fibrosos, y brazos dignos de una modelo a la altura de Armani?

Sí, ni siquiera Miyeon se habría dado cuenta de ellos, de no ser porque la chica necesitaba ganar puntos extras en el área de gimnasia y educación física, ya que era la única en lo que no destacaba.

Desde aquel día, la pobre Minnie no pudo tener más momentos a solas en la biblioteca por las tardes, pues las chicas le perseguían hasta en el almuerzo.

Sin embargo, Miyeon, aunque podría admitir que la chica tenía un rostro que podría derretir los polos y unos brazos en los que te quisieras morir lentamente, no la encontraba demasiada llamativa y eso era debido a que era un mojigata, la chica esperaba a que todos sus compañeros salieran de las duchas, para poder ingresar y hacer su aseo privadamente.

Miyeon no lo entendía, pero no le importaba. O al menos así fue, hasta ese insignificante día en el que tuvo que quedarse hasta tarde, recogiendo la ropa sucia de los jugadores.

El día anterior había faltado a la universidad y, por lo tanto, a sus horas extras como ayudante del equipo, por lo que la ropa sucia se acumuló, y se vio obligada a buscar formas creativas de poder llevar dos tandas a la lavandería sin morir en el intento, así que decidió (por mucha flojera que le diera), hacer dos viajes.

Y justo ahí, cuando volvía de la lavandería por la segunda tanda, fue que vio por primera vez, en lo que se convertiría en el mayor de sus deseos más oscuros: Minnie se desnudaba de espaldas, sin tener la más mínima idea de su presencia y sin ser pudorosa, como Miyeon se había acostumbrado a verla.

Y, oh, santo infierno...

Minnie era jodidamente lo más delicioso que Miyeon había visto en mucho, mucho tiempo.

Miyeon ahora se podía sentir identificada con aquellas chicas que perseguían a la pelinegra hasta en la hora del almuerzo. Porque la chica era... Era sublime.

Su piel, era pálida, y se veía realmente suave y apetecible.

Joder, se había quedado sin palabras.

Cada vez que se movía, incluso en lo más mínimo, los músculos de su espalda y trasero se flexionaban y salían a la vista, viéndose tan imposiblemente exquisitos que Miyeon estaba empezando a delirar; se podía ver a sí misma, lamiendo con dedicación cada uno de esos preciosos músculos, pliegue por pliegue, quería pasar su lengua por todo ese perfecto y tonificado cuerpo de diosa griega que le estaba causando un dolor inmensamente terrible en la...

— ¡AAAH!

Miyeon saltó en su lugar, asustándose, de modo que avanzó dos pasos al frente y se resbaló, gracias al agua regada por todo el lugar, cerró los ojos un segundo, intentando recomponerse, y cuando los abrió, creyó haber sido realmente una excelente persona en su pasada vida, pues el enorme (realmente enorme) miembro de Minnie era lo que estaba frente a su rostro en el momento que abrió sus ojos.

"Madre santa, esos son mínimo veinticuatro..."

Sin embargo, tan pronto como la chica le había ayudado a levantarse, se cubrió con lo primero que encontró; la ropa que se había sacado recientemente.

Sus mejillas, y las de Miyeon, coincidieron para ponerse rojas como tomate, al momento en que ambas conectaron miradas, la diferencia era que Miyeon tenía pensamientos poco cándidos en su cabeza los cuales eran la razón del color de sus pómulos, mientras Minnie estaba en una situación totalmente opuesta, preocupándose más por cubrir su cuerpo que por otra cosa.

L-Lamento haberte asustado...—susurró la chica, apartando la mirada lo más rápido posible. — P-Pero... En mi defensa, tú me asustaste primero.

La menor soltó una pequeña risa torpe, haciendo que el estómago de Miyeon se sintiera extraño, la chica era una preciosidad y tenía un gran, gran, graaan amigo allí abajo.

Miyeon empezaba a mirarla con otros ojos.

Estaba sin palabras, no sabía qué decir, pues lo único que quería era arrodillarse a la chica semi desnuda frente a ella y rogarle que la dejara exprimir hasta la última gota de un orgasmo que Miyeon estaría complacida de causarle con sus propias manos, inclusive... Hasta su boca podría ayudarle.

— ¿E-Estás bien?. — Preguntó Minnie, mirándola con ojos preocupados.

No traía sus gafas, y sus preciosos y brillantes ojos, le estaban haciendo sentir estúpida, había conquistado extranjeros desde Alemania hasta Chicago, y no podía abrir la boca para formular ni siquiera una frase coherente ante la nerd de la universidad.

Cuando estamos nerviosos, decimos tonterías, por lo general, lo primero que se nos viene a la cabeza, y quizás pasamos las mayores vergüenzas de nuestras vidas... Pero Cho Miyeon sobrepasó los límites.

— ¿Me dejas chupártela?

𝐅𝐚𝐥𝐨𝐟𝐢𝐥𝐢𝐚 | 𝐌𝐢𝐦𝐢𝐧 𝐆!𝐏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora