XII

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–¿Q-qué es lo que quieres?– se movió desesperada a un rincón de la celda.

–Oh nada, solo venía a comprobar si seguías viva o muerta. Al parecer no tienes enfermedades o algo similar, solo desnutrición– se acercó hacia ella con intención de intimidarla.

Era muy incomodo para Miyeon, además el vestido demasiado desgastado que no le llegaba ni a los muslos estaba lo demasiado viejo y sucio como para que pareciera un simple trapo, apenas y le servía para taparse sus partes íntimas.

–¡N-no te atrevas a tocarme!– grito con temor mientras sus lágrimas refrescaran sus mejillas secas y sucias.

–Oh no, eso jamas. No soy un ser tan repulsivo y repugnante como tu piensas– se agacho y toco suavemente su mejilla removiendo las lágrimas que adornaban su rostro.

–¡QUE NO ME TOQUES!– grito esta vez con más firmeza. Con fuerza empujó el brazo de Beomgyu.

–Que no se te suba mucho el ego, sabes perfectamente de lo que soy capaz si te portas mal– sin ser muy dulce agarro fuerte la muñeca haciéndola chillar de dolor.

–¡Es-esta bien! Solo no me ha-hagas más d-daño...– rogó con temor al sin fin de cosas que podría hacerle aquel tipo.

–Muy bien niña, ahora acércate un momento, tengo una sorpresa para ti– le hizo la señal con el dedo para que se acercara. Miyeon, un poco dudosa y desconfiada asiente lentamente con la cabeza y se dirige hacia el.

Beomgyu saco de su bolsillo un teléfono nuevo, un iPhone 6. Nada peculiar en lo personal, si no fuera porque las aplicaciones estaban en ruso.

–¿Y ese teléfono?– susurro curiosa

–Ya veras. Este teléfono será destruido luego de su uso.

–¿Por qué destruiría un celular que está en buen estado? No se ve  dañado con único defecto que todo esta en ruso– quedó confundida ante la confesión.  Le parecía incoherente la sola idea de dañar un teléfono que para lo que sabía era de marca –Cuando recién me habían raptado... Mis padres tenían ese teléfono, era el mejor en esos tiempos– se entristeció al ya casi no poder ni recordar los rostros de sus padres, ni siquiera de la persona más importante para ella, su hermano mayor; Minho.

–Lol que mal– respondió en seco mientras hacía unas cosas en el celular. Luego de algunos cortos minutos Beomgyu por fin había terminado de configurar el celular.

–¿Terminaste?

–Si– una fuerte ráfaga de viento se hizo presente a través de una pequeña abertura en el techo haciendo estremecer a Beomgyu del frío tan severo que hacia, volteo a ver a Miyeon y ella no hizo ningún movimiento en señal de frio –ahora que lo pienso, ¿como es que no te da frío?

–Mi lado animal, mantiene mi calor corporal ¿no ves mis ojos ahora?– se señalo los ojos –gasta mucha energía pero ¿que se puede hacer?– bostezó ya haciéndose efecto el sueño.

–Espera espera ¿Eres Miyeon o su lobo?– retrocedió por seguridad.

–Soy Miyeon... Gracias a ¡TI! Ahora tengo el control sobre mi lobo cuando quiera, excepto en ciertos días...– se arrecosto sobre el suelo mientras esperaba a que Beomgyu se fuera –¿No te vas a ir?– Beomgyu la volteó a ver y se burló de ella ya que ella ya estaba preparándose para volver a dormir.

–Levántate– le dijo seriamente a lo que ella le hizo caso –ahora acércate– obedeció –esta sorpresa te encantará– sonrió de una forma que era muy tétrica y dudosa para Miyeon.

–¿Huh? ¿Sorpresa..?– luego de decir esto el teléfono comenzó a sonar, como si estuvieran llamando a alguien,  Miyeon creyó entender todo.

–No... ¿¡E-ESTAS LLAMANDO A MI  FAMILIA?!– grito con un tono de esperanza y miedo. Al momento que alguien contesto Beomgyu mando su dedo índice a su boca diciéndole que haga silencio.

𝐔𝐧 𝐞𝐫𝐫𝐨𝐫 𝐞𝐱𝐜𝐞𝐩𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 | 𝐦𝐢𝐧𝐬𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora