Parte 4 Un salvador oscuro

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En ese momento, Willow no supo exactamente cómo sentirse respecto a quien la acompañaba. Sabía que era un médico, alguien dedicado a curar a los enfermos, pero aun así, su atuendo y su forma de expresarse la sorprendían. A pesar de ser cortés y educado, tenía el defecto de ser extremadamente directo en cada discusión. Cada pregunta que le hacía era respondida con una franqueza que rozaba lo brusco, sin mucho tacto. En lugar de usar un tono suave o mesurado, sus palabras carecían de filtro y moderación. Sin embargo, a pesar de esa rudeza, Willow se sentía curiosamente cómoda con alguien que no ocultaba otras intenciones. Le había ofrecido una recompensa una vez que curara a su familia, pero el hombre rechazó cualquier compensación, argumentando que la prioridad de un médico siempre debía ser la salud del paciente, por encima de cosas mundanas como el dinero, Aunque apreciaba su dedicación y sus principios, Willow no podía evitar insistir. No le gustaba la sensación de deberle algo a alguien, incluso si sus intenciones parecían nobles. Esa incomodidad venía de sus recuerdos, cuando su madre había sido chantajeada por quienes aseguraban ayudar desinteresadamente, solo para luego reclamar favores cuando más les convenía. Por suerte, su padre siempre estuvo allí para echar sin miramientos a aquellos empresarios que intentaban aprovecharse de la situación. Sin embargo, el tiempo no perdona, y ahora su madre y su hermana se encontraban gravemente enfermas, postradas en cama. Todos los médicos que habían contratado aseguraban que no había cura, aunque no dudaban en aceptar el dinero por sus servicios, lo que provocaba en Willow una profunda indignación. Para ellos, su madre y su hermana no eran más que una oportunidad para lucrarse, Por esa razón, Willow, en secreto y acompañada de una escolta de droides de seguridad, había decidido buscar otros doctores en el reino, incluso faunos, con la esperanza de encontrar una cura. Pero un ataque de los Grimm la dejó en un estado grave. Ahora, mirando la espalda del hombre que la había rescatado, se consolaba al menos con la certeza de que él parecía desinteresado ante la idea del dinero y mostraba una mirada resuelta en su trabajo. Podía haber abusado de su estado mientras estaba inconsciente en la cueva, como otros lo habrían hecho, pero en lugar de eso, se había concentrado únicamente en curar sus heridas y darle de comer para que recuperara fuerzas. Por eso, Willow comenzaba a confiar más en Plageis, su "rescatista", que en los médicos que solo veían en su familia una oportunidad para sacar provecho del dolor y la preocupación de su padre


Ahora mismo, estaban cerca del Reino de Atlas, y Willow no sabía cómo explicarles a los guardias que permitieran el acceso a Plageis sin que lo confundieran con un Grimm. Fue entonces cuando recordó que era una Schnee. Aunque no le gustaba abusar de su estatus y título, no tenía otra opción. Apenas los guardias se disponían a sacar sus armas, ella se puso enfrente de ellos, mencionando su estatus social y lo que significaba ser un Schnee, proveedores de polvo para todo el Reino. También explicó que quien la acompañaba era un médico de tierras lejanas que venía a tratar a su madre , La situación se calmó cuando Plageis, con un tono cortés y tranquilo, asintió y mostró su bolsa médica a los guardias, revelando muchos materiales médicos y el dinero que tenía. Sin embargo, cuando uno de los guardias intentó meter la mano en la bolsa médica, Plageis lo detuvo firmemente. Les advirtió que no toleraría que sus materiales médicos fueran contaminados por las manos sucias y cubiertas de gérmenes de una persona demasiado curiosa, Esa escena dejó claro que el hombre que acompañaba a la heredera de la familia Schnee no era alguien común. Mostró una completa indiferencia hacia la autoridad, incluso cuando los guardias apuntaban sus armas hacia él. Plageis sostuvo con fuerza la mano del guardia que tenía enfrente y le dedicó una mirada severa, como un maestro reprendiendo a un alumno que cometió una falta de respeto en clase Por petición de Willow, Plageis soltó la mano del guardia, quien se sobaba la muñeca con una expresión de dolor en su rostro. Apenas se disponía a decir algo, pero sintió cómo todo su valor e ira fueron reemplazados por un miedo helado al ver los ojos del médico de peste. La mirada de Plageis exudaba indiferencia hacia la vida o la muerte de quien tenía enfrente. El guardia sintió como si su cuerpo fuera diseccionado en múltiples partes bajo la mirada escrutadora del hombre, una sensación que lo aterrorizó al imaginar ser cortado con una sola mirada. Para evitar problemas tanto con la familia Schnee como con el hombre que tenía enfrente, se disculpó y les permitió el acceso

La Plaga de RemanenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora