-Bienvenida Samhalia- La voz me hizo saltar del susto
Me giré para encontrarme nada más y nada menos que con Stephen Strange. Ya está, estaba soñando, esto era otro de esos sueños tan raros que últimamente estaba teniendo. Le miré sin decir ni una palabra, y él hizo exactamente lo mismo.-No Samhalia, esto no es un sueño, esto es importante, te necesitamos- Dijo poniendo un semblante serio y tomando sus manos entre sí en un además relajado sin dejar de observarme
-Sí claro, aparezco sin motivo en esta casa, con Stephen Strange hablándome por mi nombre ficticio diciendo que me necesitan, ¿y se supone que no estoy soñando y esto es real?- Dije con el tono más sarcástico que pudo salir de mi garganta y me eché a reír. Pero él no se inmutó ni un poco, seguía mirándome como un padre mira a su hijo adolescente cuando está por retarle.
-Comprendemos que esto no es algo sencillo para tí de comprender, pero necesitamos hablar- Una voz nueva emergió detrás de Stephen y esa la reconocí a la perfección. No necesité que la luz le diera en el moreno rostro para saber quién estaba acompañando al hechicero.
-Y mágicamente ahora aparece Nick Fury, venga ya...-Me burlé y me di un buen pellizco en la mano izquierda, uno bueno a decir verdad. Nada pasó. Otro más. Nada pasó. Uno más. Todo seguía igual.
-Perdona la pregunta pero, ¿en tu Universo suelen autodañarse por mera diversión o es solo un mal hábito personal?- Preguntó Stephen mirándome con una ceja alzada y cruzándose de brazos.
-Esto... esto tiene que ser una broma, y una de muy mal gusto, o un sueño muy extraño solamente...- Susurré para mí misma ignorando por completo a los dos hombres que seguían mirándome como un raro espécimen histórico
-Nosotros también deseamos que sea así, pero lamentablemente no lo es- Exclamó Fury
Seguí ignorandolos en un desesperado intento por volver a la consciencia o como mínimo, buscar una respuesta a esta situación tan malditamente extraña. Miré por la ventana y afuera todo se veía normal, era una típica calle vieja de Nueva York, con las típicas personas comunes caminando por ella, haciendo cosas comunes de personas comunes en una calle vieja de Nueva York, charlaban, reían, otros tomaban un café, niños jugaban con sus amigos, perros corrían tras una pelota.
Me miré las manos, me toqué el rostro, el cabello, observé mi cuerpo, y todo parecía estar en donde se supone que esté, miré mi rostro en un viejo y empolvado espejo que había cerca y claramente era yo. Asustada, pero sin lugar a dudas, era yo. Miré a ambos hombres, que seguían mirándome pero ahora con un poco de preocupación. Podía sentir como se acercaba una crisis de pánico y justo en el momento que mi cuerpo empezaba a hiperventilar, un balde de agua helada me cayó encima. Y no de manera metafórica, literal. El agua helada me hizo salir de mi shock y empapada miré nuevamente a los hombres, Stephen tenía cara de desespero y Fury tenía el rostro entre las manos haciendo un gesto desaprobatorio.
-Tengo otro más si vuelves a ponerte histérica- Espetó Strange y el curioso movimiento de su mano me hizo mirar arriba de mí. Tenía un balde lleno de agua sobre mi cabeza, amenazando con vaciar su contenido sobre mí nuevamente.
-Perdona la bienvenida tan poco cordial...-Dijo Nick acercándose a mí y extendiéndome su mano derecha-... Nick Fury, aunque me imagino que ya lo sabes.
-Ni siquiera sé cómo presentarme- Susurré estrechando su mano aún con una enorme confusión dentro de mí.
-Da igual, te conocemos también, mejor dinos ¿Cómo prefieres que te llamemos, Sonia o Samhalia?- Dijo Stephen caminando hacia mí. ¿Cómo sabían mi nombre y mi nombre ficticio?
-Supongo que Samhalia está bien...-
-Bien, Samhalia, por qué no entras, esto va a ser un poco complicado de entender-
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El nudo de los sueños
ActionTres realidades, un destino. Cuando Samhalia descubre que sus sueños tienen el poder de conectar realidades, se encuentra en el centro de una batalla épica. Vex, el villano de su más reciente novela, ha roto las barreras entre la realidad y la ficci...