oxxo # heejake

01

— Tenemos que dejar de lanzarle piedras a la vecina.

— Se lo merece esa vieja pendeja.

Conversación normal de dos adolescentes normales en una noche normal mientras conducían por una calle normal.

— ¿Llegamos al Oxxo? Tengo ganas de un café.

— Yo tengo ganas de jalármela ahorita pero no todo se puede.

— ¿Qué? — Soltó con tono extraño quitando los ojos del camino para mirar a Ni-ki, quien estaba en el asiento del copiloto.

— ¿Qué? — Contestó de igual forma mirando al pelinegro.

Heeseung rodó los ojos riendo un poco después de un corto silencio.

— ¿Me vas a acompañar o no? — De nuevo miró el camino.

— Ya que, pero te espero en el carro.

— Está bien, solo te advierto que no tardaré mucho.

— ¿Por qué me adviertes eso?

— Para que no te des un auto-rapidín en lo que voy al Oxxo.

Ni-ki rió fuermente golpeando el hombro de su mejor amigo.

— Te odio, desgraciado. — Dijo aún entre risas, recibiendo un "Yo más".

Después de un rato, Heeseung puso música en la radio. Ni-ki soltó un "Uuu" al escuchar la canción que comenzó a sonar; "Amigos no, por favor" de Yuridia.

— Esa no porque traigo saldo. — Fingió llorar.

— Tú nunca tienes saldo, Ni-ki.

— Pues si alguien me pusiera, si tendría. — Enfatizando en "alguien".

Llegaron al oxxo. Heeseung estacionó el auto al frente.

— Ya vengo entonces, no tardo. — Aviso al rubio bajándose de su asiento.

— Oye, yo quiero manejar de regreso, ¿Puedo? — Llamó la atención de su amigo antes de que este cerrara la puerta.

— Todavía no sabes manejar bien, capaz y me chocas a mi precioso Jorge. — "Jorge" el nombre que le había puesto a su carro.

— ¿Y como aprendo si no me das la oportunidad? — Insistió.

— Está bien, Riki, pero vas despacio. — El nombrado sonrió victorioso. Heeseung finalmente cerró la puerta para encaminarse al Oxxo y Ni-ki se movió al asiento del piloto.

Al llegar empujó la puerta y está no abrió. Heeseung extrañado volvió a intentar... por supesto también volvió a fallar.

— ¡Dice que jales, no que empujes, pendejo! — Escuchó el grito de su mejor amigo desde el carro.

Jaló la puerta y, ahora si, abrió.

No había nadie en caja, supuso que la persona cajera se encontraba en el almacén y sin más se dirigió a la cafetera.

Agarró un vaso grande y lo llenó con sabor vainilla.

Unos cuantos sobres de azúcar, la tapa y a pagar se ha dicho.

Fue a la caja y notó que ya se encontraba alguien ahí.

— ¿De qué es su café?

El cajero más lindo que había visto jamás.

— Vainilla... — Se maldijo internamente al sonar como colegiala enamorada.

El chico asintió e indicó en el monitor el sabor.

— ¿Solo eso sería?

— ¿Puedo tener tu número también?

"Me llaman Romeo" Pensó.

El chico sonrió. — De acuerdo, pero primero págame el café. Serían treinta pesos, ¿Tarjeta o efectivo?

— Efectivo. — Respondió agachando la cabeza, buscaba con su mano libre el dinero en el bolsillo de su pantalón.

No había nada.

En ningún bolsillo.

Sin levantar la mirada aún, cerró los ojos y suspiró, decepcionado de si mismo.

"No puede ser que haga el ridículo frente al chico más hermoso que haya visto jamás."

Bien, habían cuatro opciones.

A) Decirle que olvidaste el dinero en casa e irte sin el café, sin su número de teléfono y sin dignidad.
B) Pedirle a él pague el café por ti e irte sin su número de teléfono, sin dignidad y con mucha vergüenza.
C) Distraerlo para salir corriendo con el café robado e irte sin su número de teléfono, sin dignidad y con antecedentes penales.

"Bueno... No volveré a verlo y en todas las opciones salgo sin su número de teléfono."

— ¿Todo bien? — Levantó la cabeza al escuchar de nuevo la voz de aquel chico.

"Lo que sea por la anécdota."

— Si, es solo que al prepararme el café no encontré azúcar, me daba un poco de pena pedirte que buscaras, pero, ¿Lo harías? Por favor.

— Oh, claro. Espera aquí mientras busco en el almacén. — Pidió y Heeseung asintió.

El chico se retiró y al desaparecer de la vista del pelinegro, este corrió como si su vida dependiera de ello.