Wednesday

402 47 4
                                    

Los rayos solares de aquella mañana de miércoles, traspasaban los cristales de las ventanas de la habitación en la que Jade aún continuaba durmiendo hasta que el despertador decidió que ya era hora de que empezase el día.

Para ser más exactos diremos que ese día el despertador, suena a las nueve y media de aquella mañana soleada. Jade, para variar, estira su brazo para apagar el molesto sonido, y en el silencio de su habitación se rasca perezosamente los ojos. Diez miutos más tarde decide levantarse y dirigirse al baño donde se asea, siguiendo el mismo ritual que todas las mañanas.

Observa contenta que sus mejillas tienen un ligero dorado, fruto de la tarde anterior de playa y sonríe para sí misma. Cabe aclarar que Jade es extremadamente pálida, y cualquier indicio de moreno en su piel la pone feliz. Se recoge el pelo en un moño con algunos mechones que deja al aire y se dirige a mirar el planning que decidirá por ella en qué invertirá su tiempo aquella mañana.

Lee - Miércoles: piragüismo- y suspira. Más actividades acuáticas. No es que la disguste, en absoluto. A pesar de que todo el mundo -lectoras incluidas- tenga una imagen de una Jade seria y estirada, no es más que una simple pose. Los que la conocen de verdad, saben que Jade es una chica alegre, divertida e incluso, a veces, un tanto alocada. Por ende, dentro de esta última característica realizar actividades como la de este día le encanta, aunque no tanto hacerlo en compañía de quien lo hace.

Aunque cuando piensa en el día anterior, no puede evitar reprimir una risa al recordar cómo habían acabado ella y Harry empapados por las gélidas aguas de ese río. Para ser sinceros, y aunque le costase admitirlo, debía reconocer que hasta se lo había pasado bien. No tanto como por la tarde, pensó para sí misma. Y en su cabeza aparecieron las imágenes de ellos dos en la playa sin dirigirse palabra. Eso, y la imagen de Harry en bañador, no debía negarlo. Era como traicionarse a sí misma, pero debía reconocer que Harry escondía mucho debajo de su usual traje de chaqueta y corbata.

Cuando ya estuvo preparada decide bajar a desayunar al comedor. Obviamente, no llama a la habitación de su compañero, y decide esperarle abajo al igual que el día anterior. Se prepara su infaltable dosis de cafeína y un par de tostadas y cuando está tomando asiento, Harry aparece por la puerta del comedor.

De nuevo sonríe al verle prepararse su cola-cao como si tuviese trece años. Es que Jade no entiende cómo alguien puede odiar el café, con el amor que ella le profesa a dicha bebida. Decide comenzar a desayunar al tiempo que Harry toma asiento enfrente de ella, y para continuar con su rutina, ni siquiera se saludan.

El desayuno transcurre en silencio. Harry ha pasado una mala noche y aún sigue molesto por las palabras de Jade el día anterior. Conocer las razones de su odio hacia él sólo ha ayudado a que la grieta que hay entre ellos se haya hecho aún un poquito más grande.

El desayuno termina sin que hayan cruzado alguna palabra aunque sea por pura educación, y ambos se dirigen, juntos pero separados, al mismo lugar que el día anterior. En el parking ya hay un pequeño de grupo esperando al que se suman Jade y Harry. Cuando suben al autocar que les llevará a su destino, Harry decide sentarse en un asiento solo, separado de Jade. Se ha cansado ya de ser el idiota que intenta ser conciliador. Ese día especialmente.

Pero su deseo de estar solo durante el viaje no se cumple, ya que una de las chicas que había junto a ellos en el aparcamiento, se sienta a su lado. Harry la observa y se encuentra directamente con los ojos marrones de esa chica que le sonríe. Harry le devuelve la sonrisa incómodo. Está acostumbrado a tener a cuanta mujer quiere, siempre y cuando sea él quién lo busque. Pero le incomoda tremendamente que una mujer le busque a él.

- ¿Qué calor no?- Y sí, no lo neguemos, esta chica tiene cero creatividad para romper el hielo.
- Eh, sí.- Y Harry que le sigue la conversación, porque ante todo es un caballero y no quiere ser maleducado.
- Soy Paula- Y la chica, que ya conocemos, le extiende la mano y Harry se la aprieta sonriente.
- Yo Harry.- Por supuesto, no nos olvidemos de la otra protagonista de esta historia, la cual está observando atentamente toda esta escena, y revolea los ojos al ver que Harry corresponde el saludo de esta chica, a la que ella ya ha catalogado cómo "la santa". Pero volviendo a la escena de antes, Harry ya está menos incómodo y charla alegremente con Paula la cual le cuenta cómo llegó a ese autocar.
- Vinimos ayer con mi familia y en cuanto vimos lo de las actividades mi hermano y yo nos apuntamos. ¿Y tú?- Larga historia te queda por escuchar Paulita. Lástima que Harry se la hace corta.
- Básicamente, vine con una compañera de trabajo. Aquella que está sentada allí- Y Harry señala en dirección hacia dónde Jade se encuentra sentada que mira inmediatamente hacia otro lado. Y Paula saca rápidamente conclusiones que no son.
- ¿Tu novia?- Harry niega con la cabeza.
- No ¡para nada!- Aclara.- Pasa que nos llevamos bastante mal y nuestro jefe quiso "amigarnos". Por el bien de la empresa más que nada.
- ¿Lo consiguió?- Paula es demasiado curiosa. Jade lo definiría como metida.
- No. Ella y yo estamos destinados a no entendernos nunca.- Y aunque él no se da cuenta, Paula se alegra enormemente de ello. No hace falta aclarar las intenciones de Paula con Harry ¿no?

En una semana | Jarry | {Adaptación}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora