New World

Cuervo

Izuku veía a su nuevo compañero, este mismo estaba descansando en un pequeño cojín, estaba extremadamente cansado, hacía tantos años que había estado encerrado en ese maldito medallón roto

"¿Estás bien?" pregunto al Kwami, mismo quien solo puro abrir muy poco sus pequeños ojos, mismos que tenían un iris plateado, esos ojos brillaban con gratitud

"Lo siento Maestro, pero, no tengo mucha fuerza" se movió un poco, tratando se sentarse para ver a su Maestro actual "No podría mantener la transformación por más de unos segundos" su voz estaba cansada, pero al ver una tapa con agua y a su lado un trozo de pan con nuez 

"Tranquilo amigo, déjame ayudarte a recuperarte, no te fuerces" el pequeño cuervo solo pudo asentir agradecido por la bondad y amabilidad de su nuevo Maestro, quien solo podía acariciar su pequeña cabeza para darle un poco de consuelo
"Tranquilo, ahora no estarás solo, nunca más volverás a esa aterradora oscuridad"

Izuku sabía que se sentía estar encerrado en la oscuridad, misma oscuridad que casi lo consume hacía mucho tiempo, mismo tiempo en que sus manos fueron manchadas por sangre

"Voy a salir un rato, ¿si?, volveré con otras cosas para cuidarte" el dijo, mientras dejaba algo de música para que el Kwami del cuervo pudiera descansar en el cojín, el chico se alejo y tomo una bolsa para poder comprar más cosas para su hogar

"Si, Maestro, mu-uchas gracias..." sus palabras aunque bajas fueron escuchadas por el chico, quien le regalo una sonrisa amigable

"No hay de que" dijo, saliendo del lugar asegurándose de cerrar con llave para evitar cualquier incidente 

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Izuku iba caminando de forma relajada, su imagen a ojos publicos ya eran muy conocida pero ya no tan acosada como antes, principalmente porque ya no se ha metido en la mira de los buitres de las noticias

La más molesta era Nadja Chamack, era la más persistente de todos, siempre buscando un momento para molestarlo para una entrevista
"Vaya suerte la mía" soltó al aire

"¿Cual suerte Músculos?" una voz juguetona pero relajada le llamó, pero al ver a sus lados no encontró a nadie

"¿Quién dijo eso?¿Un pitufo?" pregunto de forma inocente, sabía quien era pero le gustaba jugar de ese modo, desde que llegó a este mundo puso hacer muchas cosas que en su anterior vida no pudo

"Muy chistoso, muy chistoso" pudo sentir un puño en su costado, uno un poco pequeño pero aún así era un poco fuerte, solo un poco "Aquí abajo"

"¡Oh!¡Hola Alix!" saludo a la chica, quien le miro con una sonrisa relajada mientras daba vueltas a su alrededor con sus patines (ignoren las pinchis banderas esas)