No era la primera vez que lo hacían. Mierda, su relación había comenzado de esta manera. Pero Checo no estaba completamente seguro de por qué se sentía diferente. No sabía a qué se debía. Tal vez era porque su relación era formal, y no solo sus amigos lo sabían, sino que también lo habían hecho público frente a los medios. O tal vez era porque su lobo reconocía al lobo de Carlos como su alfa, incluso si aún no había una marca que lo confirmara. El mexicano no tenía idea, pero en ese momento no quería profundizar en ello.
Solo sabía una cosa, todo parecía ser más intenso. Su lobo pedía más contacto del alfa, quería sentirlo más, incluso si eso parecía imposible, teniendo en cuenta que en ese instante Checo estaba saltando sobre el pene de Carlos.
-Mmmh... Carlos -gimió el omega mientras echaba su cabeza hacia atrás, sintiéndose extasiado con el miembro de Carlos dentro de él.
Carlos se sentó correctamente, sujetando con fuerza las caderas del mexicano, empujándolo con fervor hacia abajo para que sus lindas y redondas nalgas golpearan con violencia sus muslos.
El omega gimió con más intensidad por las acciones del alfa. Acercó su rostro al cuello de Carlos, dejando un recorrido de besos húmedos desde su clavícula hasta llegar a la barbilla. Y cuando estaba a punto de besar sus gruesos labios, un movimiento certero del pene del español golpeando el punto exacto del omega hizo que Checo gritara.
-¡Ahhh! Alfa... sí, sí, justo ahí -murmuraba el omega, cerrando los ojos al sentir su estómago contraerse.
-Vamos, omega, salta para tu alfa -demandó el madrileño sobre el oído de su omega.
Carlos estaba extasiado, y aunque le gustaría atribuirlo al simple acto sexual, sabía que su sentir iba más allá. Era lo que implicaba el acto, entrelazado con los sentimientos que ambos compartían. Sainz podía presumir ser un alfa que siempre buscaba que sus parejas sintieran placer, pero con Checo, ese era su único objetivo. Era como su misión de vida.
El alfa sonrió egocéntricamente cuando sintió al omega acercarse más a él, frotando su erección contra el abdomen marcado del español.
-Mmmh -gimió por lo bajo el omega, pasando sus manos por los hombros de Carlos para unirlas en la espalda del alfa.
Una de las manos de Carlos soltó la cadera del omega y, con un rápido movimiento, tomó la barbilla de Checo, alejando el rostro del omega lo suficiente de su cuello, para colocándolo en una posición donde ambos pudieran verse a los ojos.
Carlos casi olvidó el motivo de la acción al ver los ojos llorosos de su omega, su boca semiabierta soltando apetecibles sonidos que solo mandaban descargas directas a al pene del alfa, y su sonrojo, su lindo sonrojo que hacía lucir las hermosas pecas del mexicano. Pero recordó lo que iba a hacer cuando volvió a sentir algo húmedo restregándose contra su abdomen.
-Qué travieso omega -comenzó el alfa, con una voz ronca que hacía temblar al mexicano-. Tan necesitado... -Carlos sujetó con más fuerza la mandíbula del omega, provocando que este volviera a gemir-. Que comienzas a actuar como una sucia zorra.
Checo volvió a gritar cuando sintió una de las manos del alfa sobre su erección.
-¿Esto es lo que querías? -preguntó Carlos, con una mirada lujuriosa sobre la cara tan excitada de su omega-. ¿Mi bello omega actuaba así por un poco de atención?
Checo no respondió; solo siguió gimiendo al sentir los dedos de sus pies contraerse, avisándole que el nudo en su estómago se hacía más grande. Su orgasmo estaba cerca.
-Responde, pequeña zorra -demandó el alfa, sujetando con un poco más de fuerza el pene del omega-. ¿Esto es lo que buscabas? -El mexicano gimió, asintiendo-. Dilo, quiero escuchar qué es lo que quiere mi omega.
-Alfa-a... lo quiero -el omega balbuceaba, incapaz de hablar con más claridad. Su cerebro no estaba centrado en nada más que el placer que estaba sintiendo en ese momento-. Quiero sentir-te...
-¿Más? -preguntó con burla el alfa, pasando una de sus manos por el gordo trasero de su omega.
-Alfa, por favor... -comenzó a rogar el mexicano, queriendo liberarse-. Por favor...
Carlos se rindió ante ese rostro tan necesitado que Checo poseía. Sujetó las piernas del omega y, con un poco de fuerza, se levantó con las piernas enroscadas del omega en su cintura.
-Mgh -soltó un pequeño quejido el omega cuando sintió un vacío en su agujero.
Tomando la iniciativa y siendo un acto neto de su lobo, Checo restregó su trasero contra la erección de Carlos, buscando que el alfa estuviera nuevamente dentro de él. Y Carlos no se hizo mucho de rogar, porque apenas empotró a Checo contra una pared, el alfa había profanado nuevamente el agujero necesitado de su omega, escuchando un fuerte gemido de este, mezclado con el gruñido que el alfa había soltado.
-Alfaa... ah... estoy... estoy ce-erca -anunció el omega, cerrando los ojos por tanto placer.
-Córrete -demandó Carlos, penetrando al mexicano con movimientos precisos y bruscos, buscando el placer de su novio.
Checo abrió los ojos, mirando directamente los ojos de Carlos. El español podía ver a través de esas pupilas dilatadas que el lobo del mexicano estaba saliendo a la superficie.
-Mmmh... alfa, córrete dentro -rogó el omega-. Dame tu nudo, quiero cargar a tus cachorros.
El lobo de Carlos gruñó. Quería hacerlo, ceder a lo que el omega pedía, pero aún tenía un poco de consciencia dentro de él y sabía que Checo solo hablaba por sus instintos de su lobo. Así que solo sonrió y se acercó a besar el cuello del omega, pasando su lengua por su clavícula y dejando un beso suave donde debería ir su marca. El omega inclinó su cabeza, ofreciéndole más espacio al alfa.
-Márcame -dijo el omega, mientras jalaba el cabello del alfa, acercándolo a su cuello.
Carlos río, y soltando una de las piernas del omega, acercó su mano al pene de su novio. Sin duda, Checo necesitado era todo un peligro para los instintos del lobo de Carlos.
-Te vuelves una zorra fácil cuando tienes mi pene dentro, ¿eh? -se burló el alfa, coordinando sus embestidas con los movimientos de su mano en el pene del omega.
Checo quería replicar, seguir rogando por el nudo del alfa hasta que lo llenara de sus cachorros, pero fue cuestión de un par de embestidas cuando finalmente Checo llegó al orgasmo.
-¡Alfa! -gritó el omega, manchando el abdomen del madrileño. Sergio estaba un poco más lúcido, pero las embestidas que Carlos seguía dando sobre su próstata eran un constante recordatorio de lo que su lobo quería-. Alfaa, anúdame...
Carlos cesó sus movimientos, salió del interior del mexicano y, en un ágil movimiento, hizo que Checo se pusiera de pie, claro, con la ayuda de los fuertes brazos que aún lo sujetaban.
-Tal vez la siguiente tengas más suerte, omega -comenzó a hablar el español, bajando una de sus manos a su erección-. Ahora, a mis cachorros los quiero en un solo lugar.
Carlos sonrió con lujuria, sin apartar la mirada del precioso omega frente a él. Checo sabía a lo que su novio se refería, y sin perder tiempo, se puso de rodillas, abriendo su boca, dispuesto a tomar lo que su alfa le diera. El alfa arremetió contra la boca del omega, y solo necesitó que Checo lamiera su pene para expulsar todo su semen sobre la boca de su novio.
Carlos gimió y cerró los ojos solo unos segundos para luego regresar su mirada a los ojos de Checo, viendo que estos ya lo observaban. Una mirada post sexo que tenía tanto efecto en Carlos. Y Checo estaba igual de embobado en los ojos del contrario, ambos admitiendo internamente que la mirada del otro era su propia perdición.
THE END
ESTÁS LEYENDO
Ojitos lindos | Carlos & Checo.
FanfictionAprendí que los momentos lindos nunca cuestan, como cuando me regalas tu mirada.