Daniel Ashbel era un chico común y corriente como todos los demás. Eso fue así hasta que fue asesinado por un ser sobrenatural.
De una alguna forma él consigue revivir, despertando un poderoso poder del mismo infierno. Y harto de las injusticias de...
Esta escena inicia en un cementerio donde ahí un grupo de personas con túnica caminan por el lugar buscando algo aparentemente. Y luego de solo algunos segundos encuentran lo que buscaban, era nada más la tumba de alguien.
Ellos con palas desentierran y se llevan el ataud en una furgoneta. Sin saber que en otra tumba algo se movía en el suelo con intención de salir.
Cambiando de escena un sacerdote estaba abajo en una iglesia leyendo nada más que su Bíblia, pero detuvo su lectura al escuchar las puertas abrirse siendo los sujetos con túnicas quienes entraron.
???: Muchas gracias, monjes. Han hecho un gran trabajo. Pueden colocarlo en la mesa de ahí.
Los monjes asintieron y colocaron con cuidado el ataud para después retirarse del lugar.
Karen: Padre Thomas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Thomas: Oh, Karen. Que bueno que llegues y a tiempo. Ven quiero mostrarte algo.
Karen: ¿De que se trata esto?
Thomas: Karen. Perdimos Jerusalén y con ellos también a muchos de nuestros seguidores. Las armas bendecidas no son suficientes para enfrentar a la maldad. Y es por qué te pedí que captures al mayor número de demonios posible
Karen: Sí, usted me pidió eso. Pero jamás me atreví a preguntar.
Thomas: La razón del por qué te pedí. Fue por esto.
El padre de su bolsillo saca un frasco cuyo contenido eran pastillas de color rojo.
Karen: Eso es
Thomas: Sangre de demonio. Con sólo una pastilla obtendrás temporalmente habilidades sobrehumanas.
Karen: Eso es sorprendente. Pero ¿que tiene que ver el ataud con esto?
Thomas: Verás, Karen. Hace mucho hubo un proyecto que consistía en crear un guerrero de Dios. Este individuo superaría todos los aspectos, velocidad, fuerza, resistencia, inteligencia, es mas se presumía que podía combatir con un ejército solo.
Karen: Pero, ¿que pasó?
Thomas: Lo cancelaron, ya que todo lo que hablé sonaba más la fantasía de un niño de 8 años. Pero ahora que ya tenemos los recursos necesarios, podemos hacer eso realidad.
Karen: Y si mejor lo hago yo.
Thomas: No, Karen. Tú eres muy importante, te necesito para transmitirle nuestras enseñanzas.