seis

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«morena perspective»

Abro los ojos aún dormida mientras suelto un bostezo, observando como los rayos de sol entraban por la ventana.

Siento un peso en mi cintura y al voltearme lo veo a Felipe abrazado a mi cintura y durmiendo tranquilamente. Sonrio inconscientemente al verlo tan tranquilo y con su pelo todo alborotado. Con cuidado, saco lentamente su brazo de mi cintura y me siento en el borde de la cama, observando las prendas de ropa tiradas en el suelo de la habitacion, dándome cuenta que ambos solo nos encontrábamos en ropa interior.

Me pongo de pie y a pasos lentos camino hacia mi mochila que se encontraba arriba de una silla, intentando no ser tan ruidosa, revuelvo el interior y encuentro el jogging y la remera corta con la que había llegado anteriormente acá.

— ¿Te vas? —habla el ojiazul con una voz ronca, viéndome con un solo ojo abierto.

Sonrío levemente y asiento con la cabeza.

— Quédate y desayunamos —propone, poniéndose de pie aún dormido mientras se pone un short deportivo de river, quedandose en cuero en la parte de arriba.

Arrastra los pies mientras se estira y pega un bostezo, comenzando a caminar hacia la puerta. Me quedo mirándolo y luego siento como me pellizca el culo antes de salir del cuarto, haciéndome soltar una risa.

Dejo la mochila en dónde estaba y ya cambiada con mi ropa, copio su acción y salgo de la habitación, observando como estaba recargado en la mesada de la cocina, tomando un vaso de agua.

— Yo voy a tomar mate ¿Tomas conmigo? —pregunta mientras deja el vaso arriba del mármol y comienza a caminar hacia la otra esquina para buscar la pava eléctrica y llenarla de agua.

— Dale —asentí, sentandome en una de las sillas en frente de la mesa.

Podía observarlo desde lejitos, lo único que nos separaba era la mesada de por medio que dividía el comedor y la cocina, pero no había ni una pared de por medio o algo por estilo.

Minutos después, el agua hierve y la pasa para su termo de metal, cargándolo hasta el tope para preparar todas las cosas necesarias para hacer el mate y venir a sentarse en otra silla al lado y frente a mi.

Termina de preparar el mate y dejá caer el agua hirviendo arriba de la montañita de yerba que armó anteriormente, me mirá orgulloso de su creación y yo suelto una risita, termina de tomar el mate y me ceba otro para mí.

— ¿Y Mati? —pregunta rompiendo el silencio.

Le doy el último sorbo al mate y lo miro, extendiendoselo.

— Me mandó mensajes, quiere que hablemos —respondo, recargando mi mentón en mi mano— Termino de tomar unos mates y me voy.

Felipe suelta una risa, burlón.

— A veces me olvido que yo soy el otro —rie, tomando el mate.

Pongo los ojos en blanco.

— Vos lo quisiste —levanto las cejas en una mueca.

— ¿Lo vas a perdonar? —pregunta en un tono casi insistente.

— No sé, Felipe. Si, que sé yo —elevo los hombros sin darle tanta bola al tema, sabía que él ojiazul lo que menos quería era que me arregle. Noto su mirada fija en mi y arqueo una ceja, mirándolo también— ¿Por qué me miras así? ¿te pasa algo?

PROHIBIDO    ✵    felipe otañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora