Esta noche o cuando sea

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El pelirrojo daba golpecitos a las teclas de su portátil, sin tener que concentrarse en las palabras mientras sus frases fluían. Preparar sus seminarios solía ser fácil para el artista; al fin y al cabo, en esas clases más especializadas enseñaba a sus alumnos su propia visión del mundo del arte.

Sin embargo, hoy su mente estaba menos concentrada de lo habitual en el trabajo que tenía delante.

Sasori chasqueó la lengua contra los dientes, rememorando el viernes por la noche. Después de besarse con Deidara en la azotea, había atraído al rubio hacia sí. La sensación del torso desnudo del rubio contra él era eléctrica.

Sólo estuvieron un rato en la azotea, pero Deidara podría haber pasado allí toda la noche con Sasori.

Aunque hacía bastante frío sin su camisa.

Cuando la fiesta terminó, se acostaron en la cama libre de Pain y Konan. Las piernas del rubio se sentían pesadas contra las de Sasori. El pelirrojo calculó que sólo habían dormido un par de horas, mientras los dos hombres hablaban y se abrazaban. La mezcla de alcohol y conversaciones profundas hizo que hicieran muy poco físicamente, excepto quedarse dormidos con sus cuerpos encajados en un surco.

A la mañana siguiente, Sasori se despertó con los ojos desorbitados y llevó a Deidara a casa. Tenía ganas de ducharse, le dolían partes del cuerpo en lugares que no había reubicado. Todos sus miembros estaban agarrotados por haber dormido en la estrecha cama. Pero... no había sido del todo desagradable compartir aquella cama tan pequeña con Deidara.

Sasori se pasó un pulgar por el labio, al recordar que el rubio había hecho una pausa antes de bajar del coche del pelirrojo...

Los ojos de Deidara estaban relajados con una mezcla de somnolencia y satisfacción.

"¿Te alegras de haber salido, después de todo, un?". Le preguntó al pelirrojo, desabrochándose el cinturón de seguridad.

Sasori se frotó la nuca, mirando de reojo al rubio.

"Sí." Dijo en voz baja. Sintió algo en el pecho. Qué experiencia tan surrealista y estimulante...

Ante su comentario positivo, la expresión de Deidara fue aún más cálida. Se inclinó más hacia el pelirrojo. "¿Cuándo podré volver a verte, un?".

El pelirrojo apenas podía creer su suerte. Trató de responder, captando un cosquilleo en la boca en su impaciencia. "Uh-uh-Cuando-... Cuando quieras". Sasori habló deprisa, intentando disimular la vergüenza que le producían las palabras. Rara vez dejaba que sus emociones se vieran afectadas por otra persona. El rubio ya había hecho una innegable mella en su mundo.

"Bien, nos vemos cuando quieras". Deidara le devolvió la sonrisa al pelirrojo. Él también estaba emocionado por lo que había pasado la noche anterior. Se inclinó para darle un pequeño beso al pelirrojo a modo de despedida. El rubio saludó desde la puerta y él entró en el piso.

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Sasori se estiró hacia atrás, tensando los brazos detrás de la cabeza y tirando de las yemas de los dedos. A la mierda.

Rememorar el fin de semana pasado le había dado ganas de ver a Deidara. Era sólo el lunes siguiente, pero había decidido actuar una vez más en estos impulsos recién encontrados. Ya había tenido un buen resultado antes, ¿no? Terminó los apuntes del seminario y salió de su despacho. De todos modos, ya era casi la hora de comer, así que podía irse temprano.

El pelirrojo llegó al Orange Swirl en un abrir y cerrar de ojos.

Al abrir la puerta, instintivamente miró a su alrededor en busca del rubio. Estaba bastante seguro de que Deidara estaría trabajando hoy. Sasori le vio llevarse unos platos de una mesa lejana. De repente, el pelirrojo no sabía qué hacer con su cuerpo. Levantó la mano derecha en un medio gesto, antes de intentar ocultarla con un cepillado de su pelo cuando se dio cuenta de que Deidara no le había visto.

Rutina - SasodeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora