8. I feel stupid 🙇🏻‍♀️

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Haerin estaba en su habitación, absorta en la pantalla de su celular, cuando una empleada irrumpió en ella.

— Señorita Hae, vinieron a dejar esto —dijo la joven, extendiéndole una invitación.

— Ah, sí, claro —respondió Haerin, tomando la invitación mientras la empleada se retiraba. Miró la tarjeta por un momento, luego tomó su celular y llamó a KangHa, sabiendo que ir a esa fiesta sola no era una buena idea. Después de todo, él era su único y mejor amigo.

— ¿Sí? ¿Qué pasó, Hae? —preguntó KangHa al contestar.

— Vamos a la fiesta de despedida de Jaei, ¿está bien? —contestó Haerin con una sonrisa en su voz.

— Sí, déjame vestirme —asintió KangHa.

— Paso por ti en quince minutos —dijo Haerin antes de colgar.

Se puso un vestido largo blanco que resaltaba su figura y se dirigió a la casa de KangHa. Durante el trayecto hacia la fiesta, no hubo silencios incómodos, solo risas y pláticas sobre tonterías. Al llegar, la fiesta estaba en pleno apogeo. KangHa tomó de la mano a Haerin y juntos se dirigieron hacia donde se encontraban HeRa y WooJin.

Haerin no podía evitar sentirse triste por la partida de Jaei. Se conocían desde muy pequeñas, aunque Jaei siempre fue más cercana a HeRa, mientras que Haerin había sido más cercana a RiAn y a WooJin.

— ¿Quizás sea el traje? Pero creo que hoy te ves diferente, cachorro —comentó HeRa, mirando a KangHa, mientras WooJin fijaba su atención en las manos entrelazadas de Haerin y del becado.

— Tú no te metas —replicó WooJin, poniéndose frente a KangHa—. Ven, Hae.

WooJin jaló del brazo a Haerin, quien intentó soltarse, pero él la agarraba con fuerza.

— ¡¿Qué mierda quieres, WooJin!? —exclamó Haerin, luchando por liberarse.

— Haerin, por favor, perdóname. Desde que te conocí, te amé. Siempre fuiste tú. HeRa siempre estuvo enamorada de RiAn y yo de ti. ¡Entiéndeme, por favor! —confesó WooJin, acorralándola contra una pared.

Haerin lo miró con ojos llenos de sorpresa y confusión. Las palabras de WooJin resonaban en su mente, pero el dolor y la desilusión eran difíciles de ignorar.

— WooJin, suéltame —dijo con firmeza, aunque su voz temblaba ligeramente.

— No hasta que me escuches —insistió WooJin, su agarre aún fuerte en su brazo.

— Eso no fue lo que dijiste, WooJin. Dijiste que yo solo era un maldito juego —contestó Haerin, su voz temblando con una mezcla de ira y dolor.

— Eso no es así, era todo mentira. ¡De verdad te amo! —declaró WooJin, mirándola intensamente a los ojos. Luego, su mirada descendió a sus labios y, sin previo aviso, la besó. Haerin se quedó estática, sin saber cómo reaccionar.

— Está bien... te perdono, Woo —respondió finalmente la joven, cediendo a un fuerte abrazo. Los dos salieron a la fiesta, pero Haerin no podía dejar de buscar a KangHa con la mirada. Sin embargo, no lo veía por ningún lado.

— ¿A quién buscas? —preguntó WooJin, notando su distracción.

— A KangHa, no lo veo por ningún lado —contestó, escaneando el lugar con los ojos.

— Disfruta la fiesta, Hae. Vamos a tomar algo —sugirió WooJin, tomándola de la muñeca. Los dos estaban felices, disfrutando de la fiesta y celebrando su reconciliación.

Sin embargo, la mente de Haerin seguía preocupada por la ausencia de KangHa. Su celular sonó, interrumpiendo sus pensamientos. Al revisarlo, vio un artículo sobre el joven con quien Jaei se iba a casar.

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